miércoles, 20 de octubre de 2021

Entre el muro y el foso, otra vez

Como el otro día me acordé de ese libro de Julio Martínez Mesanza, Entre el muro y el foso, lo cogí de mi biblioteca y lo he estado leyendo. Copio algo aquí, por ejemplo de Estoy solo en un mar, el último verso: 

y no hay viento y no hay olas y no hay tiempo. 

Del poema que da título al libro (lo tenéis entero a mitad de página aquí) saco dos versos, las "negras noches de guardia junto a nadie", que me recuerda al vigía del inicio del Agamenón de Esquilo y al centinela del salmo que aguarda la aurora. Mira, haber hecho la mili me dio esa experiencia, no precisamente agradable. Y el otro verso es esta otra enumeración:

El muro, la ansiedad y el negro foso.

En otro poema hay un verso donde habla de la luz de los cuadros de Sisley. También hay geranios en balcones de Milán y hay un poema sobre una placita en Bolonia. Hay un deseo de que dejen de importar las "cartesianas cruces que me guían":

El claro espacio y el complejo tiempo,
la tiranía del después y el antes
y la balanza de alegría y culpa.

Justo al final del libro se descubre de dónde venía el título: nos fam la gaita entre·l mur e·l fossat, de Gui de Cavaillon. Así que nada de traducciones de Homero. Buscando a Gui de Cavaillon, un trovador, di con un comentario del propio autor a este verso, en una conferencia de justo un año antes de publicar el libro. Aquí lo tenéis:

De un trovador muchísimo menos conocido, Gui de Cavaillon, leí hace unos años un poema en el que cuenta que, hallándose cercado su castillo por los franceses, él y su gente se pasan el día a caballo y que, luego de cenar como Dios manda, hacen guardia entre el muro y el foso (nos fam la gaita entre e'l mur e'l fossat). La viva impresión que produjo en mí esa solitaria guardia nocturna en el reducido e inseguro espacio que hay entre un muro y un foso terminó por convertirse en un poema que empieza, precisamente, con esas palabras, Entre el muro y el foso, que serán también el título de mi próximo libro.

2 comentarios:

  1. Me ha gustado releer tu entrada de la mili, y recordar de paso aquella otra cosa que creo que decías de que consistía en "estar todo el tiempo limpiando para que todo estuviera siempre sucio". Suelo acordarme cuando oigo a alguien comentar que "a X (persona o colectivo) le vendría bien hacer la mili". Trasmite muy bien también el deseo de "que llegue la aurora", no tanto porque de noche puedan atacar los enemigos como por desear que termine de una vez un tiempo de inactividad impuesta; yo que llevo tan mal los tiempos muertos...

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    1. El otro día vi a una señora de la limpieza en un cuartel y me alegré mucho, porque por fin aquello va a estar limpio.
      A mí también me fastidian mucho los tiempos muertos, así que se me hacían eternas las esperas.

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