A todo el mundo le impresiona
El hombre en busca de sentido, de Viktor Frankl; a mí también me golpeó, claro. Este librito,
Lo que no está escrito en mis libros, son unas memorias breves, ya con 90 años, a retazos, contando incluso cosas que seguramente no habría contado con 60, de su infancia, de sus inicios como psiquiatra, pero sobre todo de ser llevado con su familia al campo de concentración, de donde sus padres, una hermana y su mujer no volvieron.
Hay muchos detalles impresionantes. Habla de un pediatra polaco, Janus Korczak, «que acompañó voluntariamente a los niños huérfanos a su cargo a la cámara de gas» (28), pero es que también él prefirió renunciar a un visado al extranjero por quedarse con sus padres. Gracias a eso, pudo atender a su padre en sus últimos momentos en el campo de concentración. A su madre cada día, al despedirse, le pedía su bendición, hasta el día que se la llevaron a Auschwitz. De su mujer cuenta que se habían casado los dos con la estrella amarilla puesta; tuvieron que ir al fotógrafo andando, porque como judíos no tenían permiso de ir en taxis.
En los campos de concentración sucesivos, algo que le ayudaba era pensar en la obra que había escrito y que había tenido que tirar: «estoy convencido de que la decisión de reconstruir el manuscrito perdido contribuyó de forma importante a mi propia supervivencia» (97). Le parecía como que tenía algo que cumplir: y cómo lo llevó a cabo. No por compararme, pero me acordé de cómo me animaba en la UCI pensar en cómo lo iba a contar en el blog. Luego me salió un churro, pero eso es secundario.
Solamente pongo un texto más:
Mis ataques se dirigen de forma intencionadamente unilateral hacia el cinismo, que debemos agradecer a los nihilistas, y al nihilismo, que debemos agradecer a los cínicos. Se trata de un círculo vicioso que generan el adoctrinamiento nihilista y la motivación cínica. Y para romper este círculo vicioso es necesario desenmascarar a los que desenmascaran. El desenmascaramiento de una psicología profunda unilateral que se comprende y se describe a si misma como una "psicología desenmascaradora" (126).
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