Solo, sé que no sé nada (33.1).
Juega conmigo, no conmigo (45.4).
¡Qué alhaja lingüística la hache intercalada de «ahuecar la voz»! (33.8).
A mí me gusta mucho este aguafuerte:
La lluvia de noche es una tinta china (51.7).
Y voy a terminar con uno sobre lo que vertebra el libro, la vida bien vivida (aquí, además, como aventura y arte):
METAMORFOSISEn cuanto descubres el sutil hilo de tu destino, ya es el tenso alambre sobre el que tienes que avanzar a una altura de vértigo en excitantes equilibrismos. (21.5).
No entiendo éste: "Juega conmigo, no conmigo."
ResponderEliminarYo tampoco.
ResponderEliminar"Juega conmigo, no [juegues] conmigo": no se pone la segunda vez porque al repetirse se supone: es un aforismo a lo Gracián, con "concepto", algo no es muy habitual en los aforsimos de este libro.
ResponderEliminarHay que dar un salto de la afirmación en imperativo (y positiva) a la negación en subjuntivo (y además negativa). Ese es el juego lingüístico de ese aforismo.
Gracias por la explicación. Para mí la frase es más una adivinanza que un aforismo, más propia de un libro de juegos de palabras y acertijos, que de un libro de "máximas o sentencias que se proponen como pauta en alguna ciencia o arte", según la definición que hace del aforismo el DRAE.
Eliminarequivale a "juega conmigo / no juegues conmigo"...
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