lunes, 15 de marzo de 2021

Más de Álvaro d'Ors

De la lectura de la biografía de Álvaro d'Ors tenía guardados datos sobre sus comienzos en los estudios clásicos, que creo que son ilustrativos. 

Con 16 años tuvo una especie de conversión clásica en una estancia en Londres, viendo las figurillas de Tanagra en el Museo Británico. Hasta consiguió la llave de la vitrina. Sobre ellas escribió un primer estudio juvenil (94).

Aprendió latín y griego en el Instituto Escuela (66). Él iba a su aire:

Sobre el bachillerato (…) reconozco que lo más formativo para mí, de esos años, fue el hacer cacharros de barro en un torno y decorarlos, dibujar mapas, traducir griego y latín, y hacer una colección de insectos (70 n. 61).

En realidad, el último curso de Bachillerato lo dedicó casi solamente a traducir latín y griego (96).

Por entonces empieza a interesarse por los ensalmos latinos y por lo que le decía Julio Caro Baroja (compañero de clase) de paralelos en el ámbito vasco. Ahí recoge uno de Mauro Empírico contra la amigdalitis que recuerda a lo de Adriano del animula vagula blandula

Albula glandula
nec doleas nec noceas
nec paniculas facias
sed liquescas tanquam salis in aqua (77 y n. 76).

En los primeros años de Universidad, la Segunda República, era contertulio de nada menos que José Vallejo, Antonio Tovar, Antonio Bello, Ángel Pariente y Manuel Fernández-Galiano (91 n. 99). Otros compañeros de clase eran Julián Marías, Julio Caro Baroja, Martín Almagro, Carlos Alonso del Real, Carmen García Parra (107). Con eso hacemos buena parte de la historia de los estudios clásicos en España en los siguientes veinte años.

Se matriculó a la vez de Derecho y de Filosofía y letras. Ya desde segundo de carrera se convirtió en profesor de hecho de Derecho romano bajo José Castillejo (98). Los profesores que había de griego en Filosofía y Letras eran José Alemany Bolufer y el canónigo Daniel García Hughes. En latín estaba Pedro Urbano González de la Calle (107).

En 1936 escribe en sus cuadernos que está leyendo un artículo de Wilamowitz, Die Galliamben des Kallimachos und Catulus y un libro de K. Preisendanz, Papyrusfunde und Papyrusforschung (114 n. 140). Son los temas que le interesaban entonces, la literatura latina y la papirología. Ese año hace un trabajo, germen de tesis doctoral, que dio a Pedro Urbano González de la Calle sobre comedia togata, pero se perdió (248-9): la guerra lo trastocó todo. 

Él estuvo en las trincheras con una edición de bolsillo de Virgilio.

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