lunes, 1 de marzo de 2021

Gran libro Feria, de Ana Iris Simón

Ya lo sabía por la recomendación de Enrique García-Máiquez, que Feria me iba a gustar. No sabía que me iba a gustar tanto, porque este libro tiene mucho de milagro. Y como él dice todo lo que quería decir yo, me queda solo añadir esto: 

- Puedo presumir de mis tres años en La Mancha, que he revivido con este libro: su cielo («la Mancha, si por algo vale, es por su cielo» 49), las llanuras, el habla (ese profesor que descubrió un día que volvíamos de Valdepeñas que cuando él decía Álvarez Cascos no lo decía como el del telediario, sino Álvarej Cajcoj), la llaneza, la bonhomía, la socarronería, esa visión de la vida que a mí me sorprendía: la vez que una alumna, Beni, me contó que su tía sabía curar el mal de ojo. 

- Pero La Mancha no aparece como un lugar remoto o extraño: recupera aquí su carácter de centro de España y España está en cifra en este libro. Lo logra a base de contar de su familia, con esa sinceridad en su mirada primero y con esa eficacia grandiosa en el modo de poner esa mirada por escrito, después, algo muy difícil, que la pone a la altura (no tengo mejor elogio que hacer y veo que ya lo había usado Enrique, pero no me importa) del Léxico familiar de Natalia Ginzburg. Me impresiona cómo cruza las divisiones entre izquierda y derecha sin negarlas, cómo convierte en ridícula la etiqueta «conservador» contándonos su vida y a la vez recupera una noción de «tradición» que en sus manos vuelve a ser algo valioso para todos: ese es el tesoro que nos entrega y es un gran don el que nos hace, el de saber gestionar tan bien la herencia de sus abuelos. Yo creo que puede ayudar a mucha gente de su generación, tentada por una ruptura con el pasado que acaba en el egoísmo, que se ha acogido a esos feminismos destructivos que son búsquedas desesperadas de la felicidad que acaban en soledad, ya sea podemítica, ya hipster.

- Es un libro que es una elegía, pero de las elegías buenas, que tienen la tristeza de la pérdida pero no se regocijan en ello: yo me he puesto un poco tristón a veces (muchas otras me he reído a carcajadas) recordando las fiestas de Castro, con aquellos puestos de las carabinas, o las tómbolas en Burgos, «las barracas». Es sobrecogedor leer cómo muestra que todo un mundo se ha estado perdiendo mientras todos nos atontábamos con «Europa», con la fiesta continua y el egoísmo narcisista que nos está destrozando. Me he acordado de mis abuelas, de mis abuelos, de las reuniones familiares en Pancorbo con todas las fotos nuestras por las paredes.

2 comentarios:

  1. Lo acabo de comprar. Estuve escuchando el otro día una entrevista con Ana Iris Simón en el podcast “Hotel Jorge Juan” de Javier Aznar, y me pareció un descubrimiento, pues no había oído nada de ella ni de su libro. Que te haya gustado me lo confirma.

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    1. Ayer se me ocurrió pensar que yo recomendaría ese libro para estudiantes de hispánicas extranjeros.

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