También en el artículo recoge términos que Unamuno toma del léxico popular, castizo. Cuando hay dobletes entre el término patrimonial y el recuperado en la tradición culta, intentaba quedarse con el primero: hostigar frente a fustigar, soterraño por encima de subterráneo, e incluso soyugar sobre subyugar, cochura sobre cocción.
Luego hace cosas típicas de filólogo, por ejemplo crear formaciones analógicas cultas: frente a recreador, escribe anapoeta, que es una palabra medio lograda, aunque etimológicamente se parezca. También crea autodiálogo, que no es lo mismo que monólogo.
El último extremo es cuando hace evolucionar palabras que se han quedado atascadas en su evolución desde el latín: ecetra a partir de etcétera, fajismo (igual que faja a partir de fascia) en lugar de fascismo, inconciencia por inconsciencia (igual que de consciencia sale conciencia).
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