lunes, 25 de noviembre de 2019

Santa Catalina

El fin de semana vi una foto de una imagen de santa Catalina de Castrojeriz. Hay otra que veíamos de pequeños, sentados en ese lado de la iglesia de santo Domingo (ahora convertida en un Museo bien triste). Esta imagen lleva la rueda con las cuchillas en la mano y debajo está la cabeza de uno de esos filósofos a los que venció en buena lid en el terreno de la dialéctica

Justo hoy, el día de su fiesta, alguien ha recordado un romance que me ha parecido precioso, situado además en Cádiz (aunque aquí es en Logroño):
En Cádiz hay una niña que Catalina se llama.
En Cádiz hay una niña que Catalina se llama;
su padre era un perro moro, su madre una renegada.

Todos los días de fiesta, su padre la castigaba
que deje la ley de Dios, y siga la ley malvada.
Ella dice que no quiere, que está con Cristo esposada.

Su padre ha mandado hacer una rueda de navajas
y si no sigue su ley, en ella despedazarla.
La rueda ya estaba hecha, Catalina arrodillada.

Ya baja un ángel del cielo con su corona y su palma.
- Sube, sube, Catalina, que el rey del cielo te llama.
- ¿Qué me querrá el rey del cielo que tan aprisa me llama?

- Las cuentas que le he de dar, ya se las tenía dadas.
- Sube, sube, Catalina, que el rey del cielo te llama
a recibir la corona, que la tenías ganada.
Qué bonito eso de que las cuentas con Dios las tenía ya dadas.
La canción la canta Joaquín Díaz (de su Fundación cojo el texto):

Mirad, sin martirio ni nada, este romance de un pueblo de Segovia, santo Tomé del Puerto. Es una preciosidad:



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