Estas Navidades me di con una marcha del apalpador (con subvención municipal):
La escenografía lo tenía todo: perroflautas, el mundo del circo, gente con trajes regionales:
Eran cuatro gatos, pero bien que se empeñan en ello.
Luego, pasé por la Biblioteca Pública y me di con este no-belén; es un belén del apalpador (a la izquierda lo tenéis), pero sobre todo es un belén sin belén, muy bien hecho pero escalofriante.
Creo que queda evidente el esfuerzo que hacen por sustituir a los Reyes Magos por una figura limitada en el mejor de los casos a unas aldeas de los Ancares (hay un artículo etnográfico que hace lo que puede: PDF), una figura terrorífica y, permítaseme el pensar mal, con tintes de pedofilia.
Lo fascinante es que lo prefieran a los Reyes Magos.
En este artículo queda bien argumentado por qué prefieren eso, en aras de una construcción nacional (también en el plano simbólico) a la tradición cristiana.
Hubo un valiente que escribió en el periódico local un artículo crítico. Los demás callan.
La escenografía lo tenía todo: perroflautas, el mundo del circo, gente con trajes regionales:
Eran cuatro gatos, pero bien que se empeñan en ello.
Luego, pasé por la Biblioteca Pública y me di con este no-belén; es un belén del apalpador (a la izquierda lo tenéis), pero sobre todo es un belén sin belén, muy bien hecho pero escalofriante.
Creo que queda evidente el esfuerzo que hacen por sustituir a los Reyes Magos por una figura limitada en el mejor de los casos a unas aldeas de los Ancares (hay un artículo etnográfico que hace lo que puede: PDF), una figura terrorífica y, permítaseme el pensar mal, con tintes de pedofilia.
Lo fascinante es que lo prefieran a los Reyes Magos.
En este artículo queda bien argumentado por qué prefieren eso, en aras de una construcción nacional (también en el plano simbólico) a la tradición cristiana.
Hubo un valiente que escribió en el periódico local un artículo crítico. Los demás callan.
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