Tras Villasandino y Castrillo, volvimos a Castrojeriz, que fue volver a nuestra infancia, pero seguíamos entre la niebla. Mi hermana mayor quería que diésemos un paseo andando hasta el cementerio pero nos negamos. Fuimos en coche hasta la puerta y allí hice esta foto del pueblo:
Recordamos allí aquellos entierros a los que iba todo el pueblo (y nosotros en primera fila). Y nos fuimos a Vallunquera, de la que tenía yo un recuerdo muy vago. Subiendo al páramo se deshizo la niebla y el paisaje era un paraíso, conn el cielo muy azul y la tierra fría.
En Vallunquera sólo pudimos ver la iglesia por fuera:
Románico: vamos a llamarlo «popular»
El siguiente pueblo era Los Balbases. Y de ese, aunque teníamos compañeros de clase en la escuela, no recordaba nada, así que fue una sorpresa encontrarnos dos señoras iglesias. Ya era la hora de comer, así que no parecía que tuviéramos opción de ver nada por dentro. Al menos estuvimos viendo la portada de la iglesia de san Millán. La vista al campo era una maravilla:
Nos quedamos sin ver al Maestro de Los Balbases, pero ya hemos hecho idea de ir en otra ocasión, con más tiempo.
Recordamos allí aquellos entierros a los que iba todo el pueblo (y nosotros en primera fila). Y nos fuimos a Vallunquera, de la que tenía yo un recuerdo muy vago. Subiendo al páramo se deshizo la niebla y el paisaje era un paraíso, conn el cielo muy azul y la tierra fría.
En Vallunquera sólo pudimos ver la iglesia por fuera:
Románico: vamos a llamarlo «popular»
El siguiente pueblo era Los Balbases. Y de ese, aunque teníamos compañeros de clase en la escuela, no recordaba nada, así que fue una sorpresa encontrarnos dos señoras iglesias. Ya era la hora de comer, así que no parecía que tuviéramos opción de ver nada por dentro. Al menos estuvimos viendo la portada de la iglesia de san Millán. La vista al campo era una maravilla:
Nos quedamos sin ver al Maestro de Los Balbases, pero ya hemos hecho idea de ir en otra ocasión, con más tiempo.
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