«Torparri» era una palabra que se debió de inventar mi padre y que me ha venido a la cabeza hoy, viniendo a la Facultad: iban unas alumnas delante, un poco como yo, con algunos kilos de más: una de ellas trastabilló en el suelo más liso del mundo, el patio del Burgo de las Naciones y me acordé de cuando lo decía mi padre, un término cariñoso, femenino: «es una torparri». Supongo que lo cogería de una de esas terminaciones del vasco tan raciales, que puesta junto a la palabra «torpe» la dulcifican, curiosamente.
Uno a uno los humanos somos un pozo de sabiduría. Bueno, no todos.
ResponderEliminarUn abrazo
Yo creo que sí, que todos, aunque puede que en algunos destaque más la sabiduría, y en otros..., bueno, el pozo.
EliminarO la poza
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