Me fascina el nivel (y también la acidez y el nihilismo) de aquellos jóvenes de internado de élite a pocos años de la Primera Guerra Mundial. Un día el tema en el Club de Debate de Lancing fue «deploramos la invención del cine». Esto es lo que dijo Evelyn Waugh, para defender lo contrario, según recogen en el Libro de debates:
En la revista de Lancing este es el resumen de su intervención:
En el cine veía un gran agente de bienes posibles. El niño de las chabolas, viendo las vidas de los más ricos que él, crecería envidioso y la envidia es una gran causa de progreso. Aparte, la amplitud de miras del niño de chabolas, tan limitada, se ampliaría enormemente y podría aprender algunas cosas de historia y geografía. La actuación cinematográfica sería el arte dramático del futuro y especialmente porque era lo característico de esta generación, con su reticencia, simplicidad y claridad: arte cortado a su mínimo irreductible. Como el sonido estaba eliminado, era fundamental la sutileza de actuación, la prueba del verdadero actor.Es interesante la idea de la envidia como causa de progreso, la clave, en Trabajos y días de Hesíodo (él habla de una Eris buena) del progreso de la sociedad.
En la revista de Lancing este es el resumen de su intervención:
Aprobaba el cine porque purificaba la moralidad, agudizaba la vista, entrenaba la inteligencia, cultivaba el gusto y era una buena inversión de cualquier persona sabia que fuera allí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario