viernes, 25 de abril de 2014

Espantarse del perdón y los allegadores de ceniza

Más de san Juan de Ávila*
Cuando miráis un cielo tan lindo decís, «Bendito sea Dios que tal crió». Espantáisos de ver todo eso. Pues no os espantéis de eso, sino espantaos de la grande bondad de nuestro Señor que tiene para perdonar pecados (143 l. 60-64). [san Josemaría le sigue en el penúltimo texto de este enlace]
Otros yerran en desmayarse y llevar el camino de Dios con tanta amargura. Gran ofensa hace a Dios el que se descorazona y pónese en peligro de caer en desesperación. Ser templado y tener cuidado del amor de Dios, como un niño que no hace sino correr, correr y cae y llora un poquito y tórnase a levantar. Yo miserable soy: haceldo conmigo, como quien vos sois; dadme la mano, Señor. Todas las veces que cayere, dadme la mano (153 l 415 - 154 l. 421).
¡Qué cuidado tan grande tienen los hombres en que no los engañen en aquesta mercaduría o en la otra! ¡Qué desvelarse! ¡Qué de trabajo y cuidado ponen! ¿Qué descuidados en si van errados en el camino de Dios! Si piensan, por ventura, que van acertados y van errados: allegadores de la ceniza y derramadores de la harina! (160 l. 187-189)

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Lecciones sobre la primera canónica de san Juan (I) [en Obras Completas de san Juan de Ávila, II ed. L. de Sala Balust y F. Martín Hernández, BAC, Madrid, 2001, 118-343

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