jueves, 24 de abril de 2014

Hasta el gatiyo y perro

S. Juan de Ávila, Lección 12*:
 –El cielo, y tierra, y hombres, ¿son malos? –No. –Pues ¿qué es esto que dice san Juan: «No améis al mundo y a las cosas que en él están»; y que nos diga Dios «Si a este mundo amas, mi amor has perdido?». Porque, quien a Dios ama, todas sus cosas ama, hasta el gatiyo y perro, porque Él lo crió. Porque aquí decís: «Quien bien quiere a Beltrán, bien quiere a su can». Pues si Dios crió el mundo, ¿por qué no lo tengo de amar, por ser cosa de Dios? ¿Por qué tan gran entredicho en amar lo que Dios hizo y es suyo, pues si bien queréis a una persona, hasta la ropa que se viste queréis bien, y una carta suya, por ser suya, la queréis bien? (204 l. 95-104)
[A continuación distingue entre tipos de amor a los seres] El amor de la caridad no se extiende sino a gente que es capaz de gozar de Dios (205 l. 110-1). (…) Las criaturas irracionales no son capaces de amarse con este amor de caridad. Los árboles, la tierra, las bestias, las piedras, secundariamente se pueden amar; no por ellas, sino porque resplandece la gloria de Dios que amo en ellas. Y ansí decís: «Bendito sea Dios que crió tal árbol». (…) Y se han visto personas tan enamoradas de Dios que por su amor abrazan las piedras, los árboles y yerbas: porque las crió Dios. Mientras más quieren a Dios, más quieren lo que Él crió. No se llama eso amar las cosas por sí, sino un retorno, unos rayos reflejos que salen del amor de Dios: amo esas cosas por Dios y para Dios (205 l. 120-39).
[A continuación distingue entre ‘mundo’ como lo creado por Dios y ‘mundo’ como lo malo, que define como:] “una desorden en el amor. Amar al mundo y a sus cosas por ellas” (206 l. 167-8).
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*Lecciones sobre la primera canónica de san Juan (I) [en Obras Completas de san Juan de Ávila, II ed. L. de Sala Balust y F. Martín Hernández, BAC, Madrid, 2001

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