La guía -nos dijo la monjita tras del torno- está fuera del 21 de diciembre al 7 de enero.
Yo recurrí al socorrido: «¡pero si he venido [no dije "ex profeso", ahí está mi mentira] desde Santiago de Compostela!»
Como buena, la monjita se compadeció y nos dejó entrar a la iglesia. Desde una ventana se entreveía (pero no suficientemente cerca) el Yacente.
Al menos pudimos visitar la nave central de la iglesia, casi toda del XVIII (yo ya soy muy del XVIII, pero todavía no del todo), menos unas rejas bien antiguas en los ventanales de la tumba de los Condestables, de principios del XVI (me imagino que los difuntos son los padres de los de la grandiosa capilla de la Catedral de Burgos) ahí arriba:
También se entreveía una capilla al fondo, pero no podíamos pasar: el sueño de Medina de Pomar tenia su aquel de frustración [y miro aquí y tiene una bóveda grandiosa y un retablo excepcional: ¡nos los perdimos!]
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