Del libro de José María Cabodevilla:
Literalmente, despicere significa “mirar desde arriba”. Enseguida pasó a significar “despreciar”. Sin duda hay cierta lógica en esta derivación, pero no deja de haber también cierto abuso, simétrico del que se da en “altivo” y “altanero” como derivados de “alto”. En rigor, mirar desde arriba permite valorar mejor lo que está abajo, permite justipreciarlo, que es exactamente lo contrario de menospreciarlo.
Resulta por eso muy significativa la nueva traducción de terrena despicere que leemos en la poscomunión del segundo domingo de Adviento: donde antes se decía “despreciar los bienes de la tierra” ahora se dice “sopesar”. Los participantes en la Eucaristía piden a Dios la gracia de “sopesar los bienes de la tierra y amar los de cielo”.
Era importante precisar cómo el amor del cielo no implica ningún desdén hacia la tierra
(p. 37 n. 48).
Y al poco -esas coincidencias curiosas- lo vi en el
Himno Nox et tenebrae et nubila de Prudencio:
Intende nostris sensibus, Atiende a nuestros sentidos,
Vitam nostram despice Nuestra vida mírala
[Direct your gaze into our hearts, / and cast your eyes on our whole lives, trad. de Peter G. Walsh]
Y por seguir con lo espacial/temporal, esto otro de Cabodevilla:
Los que creen en el cielo no hallan en ningún lugar de aquí abajo su verdadera patria (nullibi patria), ya que el mundo significa para ellos un exilio, pero a la vez encuentran su hogar provisional en cualquier sitio (ubique patria) poque saben que toda la tierra está en contacto con el cielo. Trasladando estas mismas categorías del espacio al tiempo: a la vez que nos sentimos extraños al transcurso indiferente o lacerante de los días, hallamos nuestro lugar propio en cada uno de ellos, por efímero que sea y por hostil que nos parezca, ya que todos son “días propicios, tiempo favorable” (2 Cor 6,2), tiempo destinado a la eternidad (p. 153 n. 256).
Y sobre metáforas espaciales,
ya Platón y Newman.
Como siempre, un placer leerlo, don. Y, como siempre, uno se va de su Compostela con alguna idea nueva.
ResponderEliminarHe recordado, a propósito de este artículo, la que se considera la oración más antigua dirigida a la Virgen, el "Sub tuum praesidium", donde se leen estos bellísimos versos:
ResponderEliminarNostras deprecationes ne despicias
in necessitatibus nostris...
Evidentemente aquí prima el sentido primero de "mirar desde arriba".
Gran metida de pata. Evidentemente es el segundo sentido: "no desprecies nuestras súplicas".
ResponderEliminarPero te agradezco que traigas ese ejemplo tan relevante. Ahora mi duda es saber si los ejemplos del uso positivo del verbo son muchos o solo excepciones.
EliminarHe encontrado un enlace con el texto también en griego. Sería interesante ver cuál es el equivalente de "ne despicias": http://primeroscristianos.wordpress.com/2010/05/26/la-oracion-mas-antigua-dirigida-a-la-virgen-%E2%80%9Csub-tuum-praesidium%E2%80%9D/
EliminarSospecho que despreciar es el negativo de apreciar y que el participio "despectus" hace despecho.
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