viernes, 19 de julio de 2013

Clarín y Bloy en los cuarenta

Una de las cosas que más se discutían cuando yo me interesaba por Clarín era por qué había estado olvidado tantos años, hasta el boom que llegó con la edición de La Regenta de Alianza en 1966. Por eso me resultó curiosa la opinión de Eugenio d'Ors*.
Su Regenta resulta hoy poco menos que ilegible, en la patosa machaconería de su escritura. Una antología, en cambio, de sus Paliques, nos diera testimonio de una prosa alacre y alada, excepcional en la España de su tiempo (92).
Hace luego afinadísimos comentarios sobre su pensamiento, en el que ve "reunir religiosidad sentimental con heterodoxia práctica", lo característico del Protestantismo.
Le encuentra muchos parecidos con Zola: en los dos, "una enorme, (…) una irremediable tristeza". (...) "Dos amargados, que no estaban desesperados. La chispa, en los dos, de un Mefistófeles, no armado por la energía de un Luzbel". (…) "Ni al uno, la amistad y la familia, ni al otro, la gloria y la riqueza, pudieron consolarles de la amargura que llevaban consigo y que tal vez no fue otra que la de un orgullo asfixiado".

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También me interesó mucho lo que dice sobre Bloy. Le molesta que algunos lo estén reivindicando (estamos en 1947) como escritor católico; y no niega que doctrinalmente lo sea, pero como escritor no: "no parece que en la Ciudad de Dios pueda haber lugar para los terroristas" (189).
Le parece un escritor piadoso, pero «irresponsable» (en cambio, Nietzsche sería avieso pero «responsable»). Y si se hace una distinción entre escritores 'edificantes' y 'corrosivos', «pueden los escritores corrosivos alcanzar la excelencia; pero nunca logran la autoridad» (265).
No, ya se ve que no le cae bien Bloy. Es mucho más complejo lo que explica -es muy difícil resumir a Eugenio d'Ors, que va creando sus propias categorías mientras discute-, pero interesarme los motivos del desacuerdo, eso sí, mucho, aunque no esté yo de acuerdo con d'Ors.

*Eugenio d'Ors, Último glosario II. De la Ermita al Finisterre, edición de Alicia García Navarro y Ángel d'Ors, La Veleta, Granada, 1998, 92-95 y 189 y 265.

8 comentarios:

  1. Hace un par de años intenté releer la Regenta. Sí, lo intenté.

    Lo de la "religiosidad sentimental" no sé si lo entiendo: ¿religiosidad del autor o religiosidad de los personajes? ¡Qué banda de indecentes! Hace muchos años me parecía que el ambiente de Vetusta se parecía al de Túi: daría cualquier cosa por estar equivocado.

    Me quedo con Fortunata y Jacinta. Galdós es mil veces más anticlerical. Pero también es mil veces más sutil. Bienaventurados los que lo leen sin enterarse de sus segundas intenciones.

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  2. A mí me gustaba mucho Clarín. Últimamamente me estoy acordando mucho de alguno de sus cuentos. La Regenta también me parece una gran novela, aunque está esa amargura que ve bien d'Ors. A mí lo que me resulta más curioso de lo de d'Ors es cómo se pasó de valorar poco esa novela a tenerla como una de las principales de la literatura española.
    Ahora yo, como el propio Clarín, prefiero a Galdós: es muchísimo más humano en el mejor y más hondo sentido de la palabra. Fortunata y Jacinta es una grandísima novela. Y Galdós es menos anticlerical de lo que quisieron hacer ver gente como Buñuel: por ejemplo Nazarín es una grandísima novela y muy 'evangélica'. Te la recomiendo, junto a su continuación: Halma.

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  3. Me hicieron leer la Regenta en 2º de BUP, te parece normal?

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  4. Es una locura. Yo no sé en qué piensan a veces los profesores de literatura. Pero es que La Regenta se convirtió en la clave, la obra cumbre de la época. Y tenían a mano los cuentos del propio Clarín: Ay, Cordera, por ejemplo, o Pipá.

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  5. Es una observación brillante notar que Eugenio d'Ors va creando sus propias categorías mientras discute, y esas reglas elásticas dificultan mucho la discrepancia.

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  6. A mí La Regenta me parece una de las grandes.Aunque es cierto que "Adiós, cordera" es un bellísimo cuento, también. "La Regenta" nunca la entendimos en el colegio, como tampoco "San Manuel Bueno, mártir" de Unamuno, que leímos (¡madre mía!) en 3º de BUP; un milagro que no perdiéramos la fe a causa de esas lecturas iconoclastas.
    Estoy de acuerdo en que Galdós no es tan anticlerical como parece. La misma "Misericordia" leída sin los anteojos buñuelianos de "Viridiana" me parece una grandísima novela, muy cercana al mensaje evangélico, tal vez malgré lui. Y "Fortunata" mismamente, es de esas novelas redondas, que lees una y otra vez y no dejas de asombrarte: poblada de seres tan humanos, tan cercanos, que parece que conoces de toda la vida. Maxi Rubín es uno de esos personajes imborrables -por poner sólo un ejemplo- del universo galdosiano.

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  7. A mí también me gusta mucho La Regenta y también muchísimo Misericordia y por supuesto Fortunata. Mucho más evangélico me parece Galdós que Clarín, claro.

    Los que hicieron los programas de lecturas del BUP son responsables de muchas cosas.

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  8. La Regenta compite con Fortunata, y es difícil decidir porque su índole es muy diferente, a lo francés la una y a lo Cervantes la otra. Pero si La Regenta es la mejor novela del XIX ex aequo, nada que ver con los cuentos de Clarín, a años luz (con ventaja, claro) de todos los que se escribieron en su siglo. Y no hablo de Adiós Cordera (Ay cordera era una canción de la Charanga del Tío Honorio), que es una cursilada de marca. Ahí durmió el gran Homero.

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