Copié algunas cosas. Hoy, la mejor del libro, esta (126):
Sencillo, entiendo que es lo conseguido con los menos elementos; espontáneo, lo creado sin "esfuerzo". Pero es que lo bello conseguido con los menos elementos sólo puede ser fruto de plenitud, y lo espontáneo de un espíritu cultivado no puede ser más que lo perfecto. (A menos que se exija, para "conseguir" eso que suele llamarse sencillo y espontáneo, la incultura y la pereza). De otro modo, volviendo a la idea: la perfección, en arte, es la espontaneidad, la sencillez del espíritu cultivado.
*Juan Ramón Jiménez. Epistolario II (1916-1936), edición de Alfonso Alegre Heitzmann, Publicaciones de la Residencia de Estudantes, Madrid, 2012
¡Qué bueno!
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