-Contesta a James Fitzmaurice-Kelly, que había puesto por su cuenta y riesgo títulos a algunos poemas de JRJ para el Oxford Book of Spanish Verse (134):
Y en cuanto a "Es[spinas] p[erfumadas]" y "H[astío] de s[ufrir]" son títulos suficientes para poner en ridículo a un joven español y aun a uno hispanoamericano.Una carta a Guillermo de Torre (181-182):
Me alegra de veras la dignidad esterna -tan necesaria como la pureza de dentro- que promete, para la futura revista, esta hoja anunciadora [es el Manifiesto Vertical ultraísta]; y me atrevo a indicarle que no olvide nunca esa armonía -orden en lo esterior, inquietud en el espíritu-.-En una discusión sobre rumbos de la poesía contemporánea (193):
yo siempre espero que la aurora de cada día sea la más bella.
-Carta a Nikos Kazantzakis, en la que le pedía una fotografía para publicarla junto con la conversación (421-422):
Con mucho gusto le mandaré a usted un retrato mío, pero la verdad, pienso que qué le importa en Grecia de mí al público de su diario.
Y no sé cómo sonarán mi prosa y mi verso en griego. Varias veces me he propuesto estudiarlo, y por falta de maestros -porque no era cosa de estudiar griego con Cejador o Mazorriaga- lo dejé. Lo que sé no es bastante. Ni es cosa de ir a preguntárselo para saber cómo suena a los que saben un poco más griego que yo, como don José Ortega y Gasset, por ejemplo. Acaso mejor que yo en español, acaso no suene a nada.
-Sobre la ramita de perejil, rechazando la propuesta de ser Académico (444 y 511):
Yo me encuentro mejor más recatado; y que me busque quien me encuentre. Es una cuestión de vergüenza. Quizá sabe usted que yo soy muy vergonzoso y que siempre me he satisfecho con la leve y fugaz ramilla de perejil.-Sobre la retórica y la poesía:
Si algo de lo que yo he hecho vale algo sigo contentándome para su galardón con la espartana ramita de perejil.
Yo no digo que la retórica revoca lo poético; lo disfraza sólo. No podré decir nunca que Quevedo no era también un poeta.-Le escribe Fernando de los Ríos, que quería pintar en las escuelas "mitos, leyendas, tradiciones, cuentos que mayor poder sugestivo puedan tener":
No soy partidario de la decoración mural de las escuelas, ni he creído nunca en las influencias profundas mitolójicas ni leyendescas. Mi camino jeneral ha sido siempre el de la belleza directa, viva, presente.
*Juan Ramón Jiménez. Epistolario II (1916-1936), edición de Alfonso Alegre Heitzmann, Publicaciones de la Residencia de Estudantes, Madrid, 2012
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