De Estocolmo salían barcos con rutas para todos los gustos. Varios iban a ir a una de tres horas (y tres de vuelta) hasta Sandhamn y me apunté, aunque soy bien hobbit para esto de los barcos.
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Empecé sentado dentro, pero vi que aquello era bien suave y que no me iba a marear ni aunque bailase los pajaritos: aquel canal desde Estocolmo al mar abierto era un placentero paseo. Y desde la proa (¿es la proa lo de delante?) veías las casitas, los embarcaderos:
Casa en el bosque, caseta, embarcadero -el standard:
A mí me entró vergüenza de pensar qué pensarán de España cuando vayan los suecos y vean nuestros alpendres, las cutrecasas del litoral gallego por ejemplo. Somos pobres, nos ven como pobres, no hay otra posibilidad.
Y cada cierto tiempo, atracábamos (¿se dice 'atracar'?) para recoger a alguien:
Y llegamos a la isla de Sandhamn y comimos viendo los barcos esbeltos bajo un sol perezoso: como para morirse de felicidad así.
Y nos daba para un paseo por la isla: en el medio había un pinar pero con hierba (¿cómo no se nos ha ocurrido algo así en España?):
Y la vuelta se hizo tan rápida o más: controlar las nubes entrando y saliendo, ver barcos pequeños, medianos y sobre todo grandes, y admirar los árboles, puestos como por un paisajista:
... si quieres en España pinares con hierba sube a Pirineos; no es que no se nos haya ocurrido, es que el olmo no da peras ni a palos :-)
ResponderEliminarAh, pero ahí hay que subir: yo digo en llano. En los Pirineos es muy fácil.
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