viernes, 7 de diciembre de 2012

A Sandhamn

De Estocolmo salían barcos con rutas para todos los gustos. Varios iban a ir a una de tres horas (y tres de vuelta) hasta Sandhamn y me apunté, aunque soy bien hobbit para esto de los barcos.


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Empecé sentado dentro, pero vi que aquello era bien suave y que no me iba a marear ni aunque bailase los pajaritos: aquel canal desde Estocolmo al mar abierto era un placentero paseo. Y desde la proa (¿es la proa lo de delante?) veías las casitas, los embarcaderos:



Casa en el bosque, caseta, embarcadero -el standard:


A mí me entró vergüenza de pensar qué pensarán de España cuando vayan los suecos y vean nuestros alpendres, las cutrecasas del litoral gallego por ejemplo. Somos pobres, nos ven como pobres, no hay otra posibilidad.

Y cada cierto tiempo, atracábamos (¿se dice 'atracar'?) para recoger a alguien:


Y llegamos a la isla de Sandhamn y comimos viendo los barcos esbeltos bajo un sol perezoso: como para morirse de felicidad así.

Y nos daba para un paseo por la isla: en el medio había un pinar pero con hierba (¿cómo no se nos ha ocurrido algo así en España?):


Y la vuelta se hizo tan rápida o más: controlar las nubes entrando y saliendo, ver barcos pequeños, medianos y sobre todo grandes, y admirar los árboles, puestos como por un paisajista:




2 comentarios:

  1. ... si quieres en España pinares con hierba sube a Pirineos; no es que no se nos haya ocurrido, es que el olmo no da peras ni a palos :-)

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  2. Ah, pero ahí hay que subir: yo digo en llano. En los Pirineos es muy fácil.

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