jueves, 8 de noviembre de 2012

Vida de Manolo de Pla

Me pudo la curiosidad cuando vi este comentario y leí el libro con interés sostenido, aunque no tanto como para llegar a entusiasmarme.
Manolo Hugué es un escultor que no conocía (y miro en google; y no sé), en unos ambientes que me son bastante lejanos (la Barcelona picaresca del cambio de siglo, el París de cafés de principios del veinte): la bohemia buscada no la entiendo y la padecida me mete un frío en el cuerpo que no me puedo quitar mientras la leo.
Pero la persona me conmueve, el eterno bromista, pero con el dolor a cuestas:
Lo primero que me interesa de un hombre es saber si ha sido probado. Creo que lo más grande que puede hacer un hombre en este mundo es aguantar los golpes de la vida en nombre de una idea abstracta, de un ideal si quieres. Después, por debajo de estas grandezas, está aquel hombre para quien la vida ha sido una prueba constante. Pero de estas cosas apenas puede hablarse. La gente me considera un tipo pintoresco, pero, admitiendo que sólo sea eso, he constatado que mis conocidos no ponen en su trato conmigo ni la delicadeza que acostumbra a tenerse con los animales. A veces viene uno y me dice: "Mañana caso a mi hija. Deberías venir y así todos se divertirán". Cuando escucho una proposición como esta me entra una tristeza tan honda que no puedo responder nada y enmudezco como si me hubiesen herido. En cambio, ¿quieres contentar a este hombre? Dile: "Mañana caso a mi hija. Ven, nos acompañarás, estaremos juntos y verás cómo van las cosas". Entonces voy, me entra un loco placer de chistear, hago tanto esprit como quiero y todos ríen sin parar horas y horas (63).


[Un dibujo que le hizo Ramón Casas]

4 comentarios:

  1. Qué responsabilidad que alguien, por culpa de una reseña nuestra, eche unas tardes (y el tiempo es oro) leyendo un libro. Cómo nos debería pesar la mano al escribir una crítica, cuánto. Y, sin embargo, esta vez me alegro mucho, por la aguda afirmación tuya del frío que nos da la bohemia, y por la cita durísima (buenísima) que nos pones. ¡Y de regalo el dibujo de Ramón Casas!

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  2. Gracias a tu reseña, Enrique, leí este libro. En absoluto ha sido una pérdida de tiempo; quizá yo me esperaba algo a la altura del Juan Belmonte y no, pero de todos modos es un buen libro.
    El dibujo de Ramón Casas es muy bueno, sí.

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  3. Aunque realmente sea de los libros "menos de Pla", a mí es de los que más me gustan del maestro ampurdanés. El personaje de Manolo es de un interés extraordinario y vale la pena escaparse a Ceret a seguir sus pasos.
    De paso, aprovecho para hacer autobombo (ya me disculparás):

    http://alexfigueras.blogspot.com.es/2011/05/ceret-bressol-del-cubisme.html

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  4. No, no, mil gracias por tu artículo, que es enormemente interesante. Si pudiera teletransportarme ahora, primero iría a la sala del MNAC donde estaba la escultura de principios del XX, que vi demasiado rápido, y luego a Ceret (y luego a toda esa zona donde vivió Pla, de la costa de Girona). Ay, pero no puedo teletransportarme.

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