El otro artículo es sobre Jerusalén (y con el tema secundario de la dejación inglesa después de la Segunda Guerra Mundial, tan doloroso para él) y sobre todo el Santo Sepulcro: la descripción que hace, de lo destartalado que está y de que mejor es no meneallo es gloriosa.
Y luego me leí el prólogo de Valentí Puig, que me gustó: explica bien la grandeza de Waugh por encima de la bruma de frivolidad con que él mismo se recubría y que todo el mundo parece que se tomó tan en serio que siguen sin reconocer la altura del genio de este grandísimo escritor (cada vez más favorito mío, sin haberlo dejado de ser nunca).
*Prólogo de Valentí Puig, traducción de Ignacio Peyró, Elba, Barcelona, 2011.
Muchas gracias; a pesar de lo difícil , intentaré conseguirlo en México
ResponderEliminarEn la misma editorial y con autoría del magnífico Patrick Leigh Fermor, hay una espléndida recopilación titulada "Un tiempo para callar" sobre sus estancias en diversos monasterios. Un saludo
ResponderEliminarMuchas gracias, Xosé Antonio: lo pongo en mi lista.
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