martes, 2 de octubre de 2012

Museo Nacional de Estocolmo 8

El otro punto fuerte del Museo Nacional de Estocolmo es la pintura francesa.
A mí hace dos años me dijeron que tenía que aprender a apreciarla (me refiero a esa más típica, del XVII-XVIII la del esplendor vamos a decir 'cerdete'): a pintores como Fragonard o Boucher.

Y allí tenía unos cuadros de Boucher excelentes, sobre todo el del Triunfo de Venus: qué azules, qué rojos y rosas, qué movimiento, qué nubes y qué olas. La tela que ondea al viento es un prodigio [aquí todo lo grande que queráis].

Y ya me felicitaba a mí mismo por mis progresos en la apreciación de ese difícil terreno cuando me di con un cuadrito de Watteau que me conmovió [venga, bien grande aquí]:


[Y otra vez me tendréis que creer: es muchísimo mejor en directo que en foto]
Al menos un vídeo:


Y yo que decía que me había echado en brazos de los anglosajones. Ya se ve que uno no se puede escapar de Francia tan fácil.

Y todavía no había visto que tenían en la misma sala ocho cuadritos de Chardin: no de los mejores, pero mejores que muchos mejores de otros pintores (franceses y no franceses). Por poner uno, este:

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