La mitad de la zona de pintura la ocupaban tres exposiciones temáticas de fondos del Museo: me pareció una forma original de ir variando, aunque entre medias te puedas perder cosas (como un cuadro de Murillo).
La primera exposición, la que menos me interesó, fue Vida moderna, sobre la Francia del XIX: ahí pude confirmar mis prejuicios con los impresionistas, algo que siempre me alegra (así de cerril soy): Renoir es infumable, Degas se me ha hundido, Manet me deja frío. Y Gauguin, parecido.
Me interesaron mucho más los pintores suecos que se trasladaron a vivir a Francia, aunque no me apunté nombres. Los cuadros eran como así:
[el cuandro de la derecha, en una buena foto aquí]
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