El segundo día en Suecia fuimos a Uppsala, la ciudad universitaria.
La biblioteca es excelente, resultado de grandes robos primero, sobre todo en la Guerra de los 30 años, en la que los suecos 'consiguieron' -especialmente en Praga, pero no solo- un botín a lo grande. También hubo grandes donaciones después. En Carolina Rediviva, el edificio de la Biblioteca Universitaria, tenían una pequeña exposición con algunos libros destacados.
La joya -no solo por el tipo de tinta- es el Codex Argenteus, del siglo VI, la traducción de los evangelios que el obispo Ulfilas hizo a su lengua goda y seguramente el libro más importante de todas las lenguas germánicas. También tienen un manuscrito importante de las Edda de Snorri Sturlusson.
En lo que a lo hispánico se refiere, solo allí se conserva el ahora llamado Cancionero de Upsala y allí llegaron -no se sabe cómo, pero aquí la culpa es de los españoles- volúmenes de la biblioteca de El Escorial.
Y un plano antiquísimo de la Ciudad de México (de 1550):
Y me hizo ilusión ver una cantata masónica manuscrita de Mozart.
Pero qué poco tiempo tuve para ver todo esto.
Esta claro que el catolicismo es una religión de traductores desde el principio.
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