El Parque de la Ciudadela está cargado de connotaciones; es lo mínimo para un sitio creado como bastión militar por el borbón Felipe V y convertido ahora en sede del Parlamento de Cataluña. Así que uno ve connotaciones por todas partes:
Para mí era sobre todo la dama del Paraguas que aparecía en aquel libro turístico de Todo Barcelona que teníamos de pequeños. La han encerrado ahora a la pobre en el Zoo: ¿y por qué hay un zoo en ese parque, por qué no lo sacan de ahí; ese olor nauseabundo, por qué hay que soportarlo?
Y había llovido y todo estaba lleno de charcos: un parque de caminos de arena, el cielo cubierto, poca gente y naranjos y mendigos jugando al ajedrez.
Y había un invernadero muy bonito de plantas tropicales decimonónico (el 'umbracle') y una construcción en hierro eiffeliana (el 'hivernacle') y un museo de Puig i Cadalfach (la casa de los tres dragones).
Y saliendo, un monumento a Francesc Rius i Taulet, alcalde de Barcelona que en 1888 hizo allí una Exposición Universal: la mismísima barba que el padre de Zipi y Zape (una palabra que me vino a la cabeza: colombofilia):
El padre de Zipi y Zape se llamaba Don Pantuflo Zapatilla.
ResponderEliminar... y era catedrático de colombofilia.
ResponderEliminar...y les zurraba con un sacudidor de colchones
ResponderEliminarYo había puesto más el acento en el tema de las connotaciones, pero ya se ve que el pueblo soberano va por otro lado.
ResponderEliminarPor cierto que leí no sé donde que la colombofilia era una afición muy de los años 30. Podría hacer un estudio de cuáles son los referentes culturales de Zipi y Zape, pero se lo dejo a los de teoría de la literatura, literatura comparada y estudios culturales: yo me conformo con abrir caminos.
No solo colombofilia; Don Pantuflo era catedrático también de filatelia... :-)
ResponderEliminar¡Oh, naranjos y mendigos jugando al ajedrez!
ResponderEliminar¡Y en lo alto de la cascada monumental de don Pantuflo una cuádriga de la Aurora!
Y qué curioso que llegues a la colombofilia por esas superpatillas, porque para mí Barcelona y colombofilia son inseparables desde aquel espanto de la Plaza del diamante (espanto por las palomas y la vida de la Colometa, que la novela me parece estupenda).
Qué buen paseo, muchas gracias.