jueves, 1 de marzo de 2012

Sobre recapitular todo en Cristo

Estoy acabando -y con gran provecho y admiración- el primer volumen del J. Burkhart y J. López (Vida cotidiana y santidad en la enseñanza de San Josemaría. Estudio de teología espiritual. I, Madrid, Rialp, 2010: 437-440): ahí tienen un apasionante estudio en torno a Efesios 1.10: [yo aquí me limito a ir poniendo negritas a alguna frase]
El afán de mejorar el mundo, de llevarlo todo a Cristo, se cumplirá por efecto de una acción divina sobrenatural. Y [al final de los tiempos] "así como el cuerpo humano [de los hijos de Dios] se revestirá de cierta forma sobrenatural de gloria (...) así toda criatura sensible recibirá una cierta novedad de gloria" [In epist. ad Rom. c. 8 lect. 4 (=Rm. 8.21 y cf. Ap. 21.1)], y esto permitirá contemplar a Dios también en las criaturas materiales en las que "aparecerán manifiestamente los indicios de la divina majestad [In IV Sent., d. 48, q. 2, a. 1, c]". Según esta reflexión -comenta Fernando Ocáriz- la realidad de los nuevos cielos y la nueva tierra recapitulados en Cristo, es decir, el estado final y definitivo del cosmos, será tal que no exista ruptura ni desproporción entre la contemplación amorosa inmediata de la Trinidad por parte del alma de los hombres bienaventurados y lo que éstos, con sus ojos glorificados, vean en el mundo material" [F. Ocáriz, "La consumación escatológica en Cristo", en Naturaleza, gracia, gloria, Pamplona, 2001, p. 354].
Pero mientras, aquí seguimos, esforzándonos por construir la ciudad temporal.

Y en torno a todo ello, dos textos de san Josemaría:
Ha querido el Señor que, con nuestra vocación, manifestemos aquella visión optimista de la creación, aquel amor al mundo que late en el cristianismo. No debe faltar nunca la ilusión, ni en vuestro trabajo ni en vuestro empeño por construir la ciudad temporal. Aunque, al mismo tiempo, como discípulos de Cristo que han crucificado la carne con sus pasiones y concupiscencias (Ga 5.24), procuréis mantener vivo el sentido del pecado y de la reparación generosa, frente a los falsos optimismos de quienes, enemigos de la cruz de Cristo (Flp. 3, 18), todo lo cifran en el progreso y en las energías humanas. [Carta 9-I-1959, n. 19]
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Volved los ojos a esos pueblos, que han alcanzado un crecimiento casi increíble de cultura y de progreso; que, en pocos años, han llevado a cabo una evolución técnica admirable que les proporciona un alto nivel de vida material. Sus investigaciones -es una maravilla cómo Dios ayuda a la inteligencia humana- deberían haberles movido a acercarse a Dios, porque, en la medida en que son realidades verdaderas y buenas, proceden de Dios y conducen a Él.
Sin embargo, no es así: tampoco ellos, a pesar de su progreso, son más humanos. No pueden serlo, porque, si falta la dimensión divina, la vida del hombre -por mucha perfección material que alcance- es vida animal. Sólo cuando se abre el horizonte religioso culmina el hombre su afán por distinguirse de las bestias: la religión, desde cierto punto de vista, es como la más grande rebelión del hombre, que no quiere ser una bestia [Carta 9-I-1959 n. 6]

Y esto, la clave:
Ninguna pena me ha hecho perder el Gaudium cum pace [=Gozo con paz], porque Dios me ha enseñado a amar, y nullo enim modo sunt onerosi labores amantium [=de ningún modo son gravosos los trabajos de los que aman] (S. Agustín, De bono viduitatis, 21,26); para quien ama, el trabajo no es nunca carga pesada. Por esto, lo importante es aprender a amar, porque in eo quod amatur, aut non laboratur, aut et labor amatur [=en aquello que se ama, o no hay trabajos o los trabajos se aman] (ibid.): donde hay amor, todo es felicidad. [Carta 25-I-1961, n. 3, cit. en p. 445-6]

4 comentarios:

  1. Oye, que el regalo por tu santo te lo tendríamos que hacer nosotros a ti. Qué felicidad de entrada. Muchas gracias. Muchas felicidades.

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  2. Bueno, vengo de gastarme todos los elogios del día en tu casa, en ese grandioso comentario tuyo del canto II de la Divina Comedia. Va a parecer que nos conchabamos en elogios, pero bueno, no importa, que lo pienso de verdad: ese comentario de hoy tuyo es grandioso.

    Y este es un día que siempre me recuerda al pueblo, de pequeños, cuando mi madre o mi padre decían que ese día había una feria del Ángel en Miranda de Ebro, cerca del pueblo de mi padre.

    Yo ya ni acordaba (he tenido que mirarlo otra vez ahora), pero oficialmente mi santo tendría que ser el 5 de mayo, que es san Ángel de Sicilia, mártir carmelita. A ver si este año me acuerdo por primera vez.

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  3. Felicidades! Aunque no se que fuese San Angel...
    Me ha encantado eso de que no exista ruptura... y lo de que "éstos, con sus ojos glorificados, vean en el mundo material" ¡No va a ser todo nubes y beatas levitando! (Aunque también las haya, claro)

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  4. Muchas gracias, Ignacio. Ojos que se ha de comer la tierra tenemos, pero después, con ellos veremos (si Dios quiere) el cielo.

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