lunes, 23 de enero de 2012

Gladiadores

Yo de gladiadores sabía lo que todo el mundo: nada, en realidad.
En mi caso era peor, porque debería saber algo; le puedo echar la culpa a los varios profesores de Historia Antigua que padecí en la carrera, que solo tenían interés por la historia económica (bueno, ni siquiera) y los miliarios. Les debía de parecer una frivolidad hablar de gladiadores.
Yo, como todo el mundo, tenía la idea de la cultura popular [atención al oxímoron]: dos tópicos, el del morituri y el del pulgar hacia abajo. Pues bien, los dos son 'inciertos' (si usamos la terminología de los políticos), como explica muy bien mi amigo Fernando Lillo en un libro que acaba de sacar, Gladiadores, mito y realidad.
Fernando dio clase en mi Universidad un año y fue el profesor mejor valorado por los alumnos: no siguió, claro, que así funcionan las cosas en el mundo académico.
Él sigue trabajando en modos de acercar los textos y la cultura latina a los alumnos, sin rebajarlos ni devaluarla. Se ve muy bien en este libro, que se lee como una novela. Qué instructiva lectura y que abismo el de la 'civilización' romana que nos muestra.
Y luego están los múltiples detalles exactos que aparecen, por ejemplo esas inscripciones funerarias (elige muchas de un libro reciente sobre espectáculos públicos de la Hispania romana) hechas a veces por la mujer e hijos, con la lista de victorias, de esos hombres cuya expectativa de vida eran los 27 años.
Y otros detalles, como que los que salían con vida encontraban trabajo como guardias de seguridad.
O que había gregarios como en el ciclismo.
O los carteles que anunciaban los espectáculos, con la frase Qua tempus permittat (si el tiempo lo permite).
O que los revendedores eran una plaga.
O que antes de cada espectáculo había una pompa (=desfile), como en los toros. También agitaban pañuelos para salvar a sus favoritos.
El vencedor se llevaba la palma de la victoria: y mucho cristiano que moría entre medias, en esos espectáculos de ejecuciones públicas, para redondear el día, que tanto gustaban al distinguido público.

Y un hijo de Fernando hizo con sus playmobil una recreación flipante de los tipos de gladiadores y del desarrollo de los festejos. No me sorprende nada, porque ya sé lo majos que son los hijos de Fernando.

3 comentarios:

  1. Gracias: creo que voy a picar y lo compro vía amazon...

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  2. Es muy instructivo ver en ese libro cómo se puede vivir en una sociedad con algo así y a qué extremos se puede llegar.
    Seguro que a tus hijos les interesa también: todos los tipos de gladiadores y las armas de cada uno.

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  3. Me lo he comprado en la Kindle Store. 3,32 euros en la tienda italiana. A dónde vamos a parar :)

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