De mi Universidad me enorgullece ver que muchas veces aparece de las primeras de España, solo detrás de las de las grandes ciudades [No, no voy a ponerme a comparar con otros países, mejor no].
Y me enorgullezco también del Coro Universitario.
El viernes se cerró el ciclo dedicado a Vaquedano, maestro de Capilla de la Catedral en el siglo XVII, con un Concierto junto a la Capela Compostelana, en el que interpretaron además cosas de Buxtehude, Purcell, Carissimi y Zipoli.
Vaquedano (1642-1711) ya lo había oído [en el concierto de inauguración del 800 de la Catedral], pero es de los buenos, de los que quieres oír más veces. Esta vez cantaron un admirable Agnus Dei, aparte del Luces y cariños, un villancico al Santísimo que ya había oído y es muy bueno (en Youtube, la versión de Resonet).
Buxtehude ya me lo conocía, que tengo bien oídos los Membra Jesu Nostri, que me lo regalaron en la grabación que hicieron parte de ese coro.
Y esta vez se me hizo pesado Purcell, con lo que me gustó cuando hace dos años cantaron el Dido y Eneas: pero no pude estar todo el tiempo atento.
Y el desfallecimiento pasó: primero un grandioso Annunciate gentes de G. Carissimi y la culminación en dos piezas que hizo Domenico Zipoli para las Reducciones de Chiquitos (Bolivia):
El solo de tenor -y lo cantó muy bien aquel tenor tan joven- Fidelis servus:
y el Beatus vir, que cantó también excelentemente la soprano: tremendo ese misericors et miserator. Y cómo resaltaba en ese desiderium peccatoris peribit ese peribit tan consolador a su manera. Y acompañaba tan bien el fagot, que a ratos seguía con cada nota cada sílaba, que te emocionabas.
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