De las virtudes de Waugh, destaca su fuerte conciencia del mal -como debe ser, primero en él, luego en el mundo- que le evitaba ingenuismos. De su vida, aparte de sus grandísimos logros literarios (45 años después de este libro, es incluso más evidente que su figura literaria es grande -y sigue creciendo), me quedo con el informe que hizo en 1945 al Foreign Office explicando lo que estaba pasando en Yugoslavia: clarividente Waugh en ese periodo tan triste del final de la Guerra en el que Churchill se echó en brazos de Stalin.
Y cosas curiosas, como que desde Abisinia mandó una exclusiva al Daily Mail en latín, para que no se la copiaran en la oficina de correos los otros enviados especiales. Pero en su periódico se creyeron que era una broma y adiós exclusiva.
O recordar que Samgrass era Maurice Bowra.
Acabo con un gran texto suyo sobre la Epifanía como fiesta de los artistas (es de su diario, 6 de enero de 1945, en Dubrovnik, en Sykes p. 365):
Communion at the Franciscan Church. I had never before realized how especially Epiphany is the feast of artists -twelve days late after St Joseph & the angels and the shepherds & even the ox and the ass the exotic caravan arrives with its black pages and ostrich plumes. brought there by book-learning and speculation; they have had a long journey across the desert, the splendid gifts are travel-worn & not nearly so splendid as they looked when they were being packed up in Babylon, they have made the most disatrous mistakes -they even asked the way of Herod & provoked the massacre of the innocents- but they got to Bethlehem in the end & their gifts are accepted, prophetic gifts that find their way into the language of the church in a number of places. It is a very complete allegory.[esto lo reutilizó para una escena de Elena]
El informe al Foreign Office se puede ver en algún sitio de internet?
ResponderEliminarMuchas gracias.
José Luis
Lo de la Epifanía después lo desarrolló en una página de Elena.
ResponderEliminarLo de la Epifanía lo recoge Carlos Pujol en La casa de los santos atribuyéndolo a "un explosivo escritor católico". Aunque lo resume de aquella manera, saltándose —extrañamente en Pujol— matices esenciales que veo aquí —gracias, Ángel— siempre lo recordé como uno de los momentos álgidos de un libro estupendo. Ahora lo veo aún más claro.
ResponderEliminarJosé Luis, yo sólo vi el resumen que hace Sykes. Un eco de todo eso está en un cuento suyo sobre un oficial inglés en Yugoslavia.
ResponderEliminarGracias, Hernán, por la información: he agregado el enlace.
Vaya, Enrique, leí el libro de Pujol hace tiempo y ahora me encuentro dos enlaces que se juntan: antes no haber links, era todo más difícil.