en la cama enfermo de mi cuerpo y temiendo la muerte que es cosa natural a toda persona.Era de una familia noble que tenía su casa en san Cebrián de Buena Madre, un lugar que pertenecía a Castrojeriz y que ahora está en la provincia de Palencia.
Yo recuerdo vagamente que fuimos con mi padre de pequeños y que la iglesia era espectacular, teniendo en cuenta que entonces era un sitio con 0 habitantes (en el XVIII había unos 20). Creo recordar que en el centro de la iglesia había una tumba de alguien de la familia del del testamento.
Lo que más nos impresionó es que la heredera de la casa solariega tenía televisiones en todas las habitaciones: ¡nos parecía el colmo del lujo!
*Y creo que el dato del testamento es de este libro, pero me lo apunté hace meses y ya no estoy seguro.
Pues lo de los televisores no me extraña: el aislamiento y la soledad tienen contracaras nada agradables, y la TV es un buen analgésico ... hasta que deja de hacer efecto.
ResponderEliminarLos documentos son un filón. Yo vivo entre (y casi para) ellos. Esa expresión, enfermo del cuerpo, era habitual y solía preceder a esto otro: pero sano de la voluntad. Y también es muy bueno cuando decían "ciego de la vista corporal".
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