martes, 30 de noviembre de 2010

De los documentos de Castrojeriz

También en ese libro que prologó mi padre* me encuentro, en las condiciones para una obra en la Colegiata en 1751, esta (p. 47):
Es condición que haya de ser de madera de pino, limpia, sin nudos, cortada en buena luna, como lo pide el arte y que sea bien seco.
Y el Conde de Castrojeriz, don Diego Sarmiento de Mendoza, acordó con el cabildo de la Colegiata ese mismo año (p. 48):
nombrar Maestro de opinión y conciencia para el debido reconocimiento de las Obras ejecutadas.
Y también me llevo la sorpresa de encontrarme que a finales del XVIII había en Castrojeriz cátedra de Humanidades (debió de ser en la época en que había estudios en cada pueblo) en un párrafo que no tiene desperdicio -hasta los Cabildos de Colegiata están a la greña: nihil mirari!):
Porque entre los muchos buenos y honrados vecinos que hay en él no faltan genios orgullosos y poco pacíficos, como lo acaban de acreditar en la provisión de la nueva cátedra de Humanidades, que sin respeto a la justicia ha sido tumultuaria y escandalosa.
Este ruidoso y público hecho, dejando otros antiguos con los demás que va expuesto, me confirma en que algunas de estas gentes son demasiado fogosas y por muy pobres más fáciles en emprender litigios que en seguirlos; deben ser oídos con mucha reserva, especialmente los canónigos, que nunca han tenido armonía con los capellanes: con la diferencia de que estos han sido adictos a la casa de V. E.
*Catálogo de los Fondos Documentales de la Villa de Castrojeriz. Tomados del Archivo General de los Duques de Medinaceli, en Sevilla. Realizado por Blanca Morell Pequero y Joaquín González Moreno. Prólogo de Angel Ruiz Garrastacho y Lázaro de Castro García, Burgos, 1973

1 comentario:

  1. "Maestro de opinión y conciencia", ese sí que es un título para enmarcar. Qué honor y qué responsabilidad... como para opinar a la ligera.
    Y 'cortada en buena luna, como lo pide el arte' ¿qué querrá decir, que las vetas salgan bonitas o que se corte el pino en cuarto creciente?
    ¿Qué ha pasado con el español, o con nosotros, que lees un texto del XVIII -y no te digo del XVI- y se te cae la baba?

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