Vas a Madrid después de ver Londres y te das cuenta de que hay muy poca variedad de gente. Y que en la Villa los ladrillos son más claros y que hay mucha mansarda afrancesada y muchos más árboles o al menos más por todas partes (y no sólo en grandes parques o en los parquecitos acotados -que tanto echo de menos).
En el metro, pasamos la estación de Mar de Cristal: ¡waw!
A la vuelta, esperando el cutreRyanair, un mensaje que repiten en los altavoces de 'darle otro aire a Barajas' (='prohibido fumar'): me cago en ellos (y eso que ya no fumo: ¡tres años y medio ya sin fumar!).
Hay una tele que transmite un programa del canal de 24 horas de TVE sobre el Parlamento (como es bien sabido, los programas sobre Parlamentos son los más aburridos del mundo). Los políticos de todo el arco parlamentario hablan de la reforma laboral (¡y que se vayan todos a la mierda!, pienso).
Y veo lo de las protestas de mineros por el carbón autóctono (hasta en eso se ha metido el nacionalismo; y en un cajero de Caja Madrid antes de nada había que elegir qué lengua quieres: valenciano, mallorquín o no sé cuál más): ya ni Madrid se salva de esta ola de buenrollismo nacionalista que nos va a acabar aplastando.
Huum, los parquecitos acotados... me estoy acordando de alguno por Camden Town... o Kensington
ResponderEliminarEl otro día me he enterado de que ha habido una iniciativa en el País Vasco -todo se andará, y como si lo viera, se extenderá por el resto de España- de multar a los padres que fumen en su coche mientras van con sus hijos. Me quedé de piedra. Aparte de la natural repugnancia que me inspira la permanente intromisión del "Papá Estado" hasta en los últimos reductos que nos van quedando de nuestra maltrecha intimidad, me repatea -por decirlo suavemente- que se pretenda proteger a los niños de sus pérfidos y fumadores padres, cuando muchos de los que patrocinan semejante iniciativa ni siquiera pestañean cuando se trata de abortar a bebés en las tripas de sus madres, incluso en bien avanzado estado de gestación. Sepulcros blanqueados. Menos mal que cada vez más gente, como en el cuento de Andersen, se atreve a decir que el Rey va desnudo...
ResponderEliminarTomo nota de que te parecemos unos sosos.
ResponderEliminarY de que los aeropuertos te encantan.
Voy al diccionario a buscar qué es eso de la mansarda afrancesada que suena tan feo.