1. La primera, prácticamente destruida por la enorme iconoclastia de los siglos XVI y XVII. Lo que queda es demasiado malo como para mencionarlo: malejos retratos de la Reina Virgen [sic] y sus allegados y poco más.
2. Rubens les descubre la pintura, que a partir de entonces se limita -con gran sabiduría- a seguir su magisterio (y el de su discípulo van Dyck).
Esto es tan evidente que se conocerá a partir de ahora como Ley de Ruiz:
La pintura inglesa son notas a pie de página a Rubens.
Yo no entiendo ni una décima parte (y soy generoso) que lo que vos entendés pero esto de la ley es muy gracioso (y no por eso menos serio) y genial.
ResponderEliminarPor cierto, una bloguera amiga de acá Argentina busca una pintura famosa (más o menos) donde haya gente sonriendo. No la vale la Mona Lisa. Si tenés alguna idea podés sugerírsela en su post.