Sí, ha sido una decepción: quizá es que siempre espere de Waugh un Retorno a Brideshead por lo menos y lo que me he encontrado es una novela de guerra pequeña, agotadora, o más bien de no-guerra; da la impresión de que hay demasiada realidad quizá (Waugh, por lo que parece, cuenta sus experiencias en la batalla de Creta sin reelaborar mucho, casi como transcribiendo sus diarios), demasiadas siglas, demasiados personajes poco distinguibles entre sí, unos diálogos agotadores de anodinos que son. El aburrimiento que sufrí con el ejército se transparenta aquí -y de qué manera.
Por suerte, pronto saldrá la tercera parte, Rendición incondicional: y quizá sirva para levantar una trilogía que ahora veo como tediosa, por lo menos. Aunque lo malo de Waugh es mejor que lo bueno de la mayoría: y muchas veces hace falta reposar sus obras, que siempre ganan en la segunda vuelta y con un poco de perspectiva. Lo que es un hecho es que nadie como él describe el tedio infinito, la chapuza continua y lo angustiosamente estrecho de la vida en el ejército.
Y de lo poco que me hizo gracia, esto:
un pelotón se acercó portando cubos, sus rostros transformados como si la mano de Circe les hubiera cambiado de hombres a poco menos que bestias [p. 136: son soldados con máscaras antigás].Y me gustó ver lo que luego mostraría Hobsbawn en La invención de la tradición, el invento decimonónico de una supuesta tradición escocesa milenaria, pero inventada en el XIX:
La fama de la isla de Mugg no ha trascendido a canción o relato alguno. Quizá porque cuando se buscaba una rima para el nombre el resultado era grotesco, fue ignorada por aquellas damas inglesas románticas del victorianismo temprano que tan pródigamente enriquecieron las baladas, el folklore y el vestuario de las Highland escocesas. (...) Se halla en medio de otras protuberancias monosilábicas [p. 175; el chiste es por nombres de islitas escocesas de las Hébridas Interiores: Rum, Muck y Eigg]
*Evelyn Waugh, Oficiales y caballeros, Edición de Carlos Villar Flor, Cátedra, Letras universales 421, Madrid, 2010
A mí, sin embargo, me ha gustado esta trilogía las dos veces que la he leído. Son textos muy cercanos a la experiencia de la guerra que tuvo Waugh, que le pilló algo viejo –rozando los cuarenta– y en la que no pudo o no supo convertirse en ese héroe soldado en cuya tradición se educaron los niños criados en las public schools inglesas; de los cuales tenían un ejemplo inmediato en sus hermanos mayores, los que lucharon en las trincheras de Flandes. Éstas son novelas muy inglesas, para ser leídas a contrapelo de los relatos escritos por los verdaderos guerreros, del tipo Patrick Leigh Fermor, que también estuvo en Creta. Son la crónica de una frustración. También personal, pues son muy reveladoras de la decepción que le causó el fracaso de su primer matrimonio. Si tenéis oportunidad, os recomiendo la versión televisiva de ‘Sword of Honour’ que protagonizó Daniel -007- Craig en 2001.
ResponderEliminarCreo que no me ha gustado este segundo volumen por lo anodino que resulta: es eficaz lo que describe y me gusta mucho que lo describa así -mi única experiencia con el ejército, la mili es exactamente esa- pero es que el tedio, el sinsentido, la jerga, la repetición de esa vida es complejo trasladarlo a una novela y que se sostenga como tal. Eficaz es, pero no sé. De todos modos, espero al tercer volumen, que el traductor, Carlos Villar, anuncia que va a salir ya, para hacerme una idea del conjunto.
ResponderEliminarY los libros que de primeras no me gustaron de Waugh luego siempre me han gustado en la segunda lectura, así que no pierdo la esperanza.
Estoy con Mr. Quacker en sus apreciaciones.
ResponderEliminarYo he leído la trilogía en inglés por dos motivos muy concretos:
1-No es de recibo que medien siete años entre la aparación del primer tomo y del segundo.
2-Aunque el traductor es bueno, el lenguaje narrativo de Waugh es digno de hacer una lectura en su lengua nativa.
Mi parte preferida es la primera porque creo que presenta con maestría una realidad del ejército inglés que pesó de manera decisiva en el transcurso de la IIGM: la composición y el origen de la oficialía, cuestión que se utiliza también como trasunto de la clase política y de las elites sociales de la época.
Discrepo con Quacker en lo de la serie televisiva. A mí no me gustó nada y me cuesta identificar a Crouchback con Daniel Craig, pero bueno, hay que reconocer que está mejor adaptada que la infame versión de Retorno a Brideshead que hicieron hace poco.
Anónimo, también estoy de acuerdo contigo; pero ya habrá ocasión de hacer una segunda lectura, que la novela lo merece y Waugh también
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