Otros [Requero, E.G.-M., Estraviz] están diciendo cosas muy pertientes sobre el aborto; yo, que sé menos, pero soy más chulo, me remonto a santo Tomás (mejor dicho, coloco aquí un artículo del padre Marie-Dominique Goutierre*, que he leído estos días -por cosas de la vida- y de cuyo contenido me he enterado sólo en parte).
A mí el texto que cito abajo me admira porque resalta muy bien lo que supone cada ser humano para Dios (y ya de paso, deja en su lugar -¿grande/pequeño?- la figura de los padres, que son procreadores, criaturas que reciben de Dios a un ser humano para llevárselo otra vez a Dios en un camino de libertad: esto es un añadido mío, a propósito de una conversación con alguien sobre si "ser padre es lo más grande del mundo").
Así, cada ser concebido es querido por Dios sin que Dios tenga motivos para quererle; pero Dios quiere a él/ella desde que comienza a existir:
Sólo Dios es Causa de la creación, y es en su sabiduría, y sólo en ella, donde reside el orden de todas las realidades creadas (...); en la aguda mirada de santo Tomás sobre el misterio de la Creación, Dios creador actúa con gratuidad absoluta; no necesita crear para alcanzar su fin. La actividad creadora de Dios depende así del don absolutamente gratuito de su bondad: "Al primer agente, que no es más que agente" -Dios es acto puro-, "no le corresponde actuar para adquirir algún fin, sino que tan sólo "busca" (intendit) comunicar su perfección, que es su bondad. y toda criatura "busca" alcanzar su [propia] perfección, que es una similitud de la perfección y bondad divinas. Por tanto, la bondad divina es el fin de todas las cosas" [S. Th. I, p. 44, a. 4].
(...) El misterio de la bondad de Dios es la única "razón" de la Creación; ya que ésta no era de ninguna manera necesaria para Dios.
Este don "finaliza"; no tiene "sentido", en sentido estricto, más que para una criatura que subsiste en el ser [cf. I, q. 45, a. 4]. Si la razón formal del acto creador es el esse, ya que crear es "producir en el ser las realidades a partir de nada" [I, q. 45, a. 3] (por eso sólo Dios puede crear), el acto creador de Dios se acaba en una realidad subsistente: "Las [realidades] creadas son propiamente [realidades] subsistentes [I, q. 45, a. 4], es decir, los ángeles y el alma humana que subsiste en el cuerpo. Por eso podemos afirmar que únicamente las criaturas espirituales son queridas por Dios "por sí mismas", de manera que Dios, dándoles el ser, las crea para atraerlas a sí en su propia bondad [Cf. I, q. 44, a.4]. Tampoco puede abandonarlas y las conduce, como Padre, hacia su fin que es Él mismo [cf. I, q. 103]
*Marie-Dominique Goutierre CSJ , "La importancia del fin, causa de las causas. Hacia una teología viva y contemplativa en la escuela de Santo Tomas", Scripta Theologica 41.2 (2009), p. 351-76; yo cito de p. 370-71.
Me parece un texto maravilloso, aunque yo también, quizá, me he quedado sólo a medias. En cualquier caso, muy bueno eso de ir a la raíz. Voilà!
ResponderEliminarSabes más y eres más chulo, both, por eso te ha quedado tan bien la entrada. Y qué consolador ese: "Tampoco puede abandonarlas". Ya tengo frase para hoy. Gracias.
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