Esta mañana el endocrino me estaba dando un repaso a cuenta de mi peso -no lo diré por vergüenza, pero el número pesaba como una losa en el papel como de tique de frutería que me dio la enfermera.
Yo le prometía que sí, que voy a hacer ejercicio, pero en ese momento todo me daba igual, que lo que me importaba, ese indicador que me faltaba por saber, estaba bien y me dan por curado del cáncer de tiroides, dos años y medio después.
Qué alivio: no estaba ni contento, sólo aliviado.
Y casi lo mejor, que en casi un año no tengo que volver a la consulta [y no me ha puesto un régimen].
Felicidades, sí señor.
ResponderEliminar¡Enhorabuena!
ResponderEliminar¡Felicitaciones!
ResponderEliminarAliavado Ángel, repartámonos el trabajo: ¡contentos estamos nosotros!
ResponderEliminar[Expresiva redundancia, dentro de una gran imagen, que el papel con nuestro peso, pese como una losa.]
Congratulations!!! Muy bueno eso de que no estabas ni contento, sólo aliviado. Me recuerdas -salvando las enormes distancias- al Woody Allen de "Hannah y sus hermanas", cuando, antes de pensar que tiene un posible tumor cerebral, suelta aquéllo de: "Yo era feliz, pero no me daba cuenta de que lo era". Eres muy feliz, sólo que estás todavía en estado de shock asimilando la buena nueva. A celebrarlo con un buen vino! Y nosotros nos unimos: estamos felices contigo.
ResponderEliminarEnhorabuena, gordo.
ResponderEliminarFelicidades.
ResponderEliminarMuchas felicidades Ángel.
ResponderEliminar¿No sería que más que hinchado estabas henchido de puro contento?
Y, si no, siempre puedes decir aquello de "no estoy gordo, estoy fuertecito".
Un abrazo
¡Qué alegría, Ángel! Y qué mérito, qué bien llevado todo, sin conflictos diplomáticos ni nada parecido...
ResponderEliminarDel peso ni te preocupes, que seguro que con ese uff ya perdiste un par de kilos. De todos modos, por si te empeñas, aquel régimen de paseos y fotos de la otra vez estuvo muy bien. A tus lectores al menos nos sentó de miedo.
Un abrazo.