Ayer, en los Oficios de las Carmelitas, el cura que ayuda a don Daniel, uno bajito que va todos los años, que se ve que es un cachopan pero con pinta de echabroncas (y nos dijo dos veces que nos pusiéramos en dos filas, primero en la Adoración de la Cruz y luego en la comunión), que cada año está más mayor (se va deteriorando a ojos vista; subió al Monumento a recoger el Santísimo y casi tenemos que lamentar una desgracia; y por un momento pensé que las formas caerían rodando, como a cámara lenta, del copón que no conseguía sacar del Sagrario, demasiado alto para él) , pues ese cura empezó la Adoración de la Cruz con el crucifijo entre las manos, pero tiene ya tan pocas fuerzas que acabó por sostenerlo en el suelo, de pie: y la gente tenía que besarle a Jesús la cabeza; y los que no se atrevían, los brazos. El último quiso besarle los pies y se agachó tanto que casi coge una liebre. Y qué bien cantaron las Carmelitas.
Y todo esto, a propósito de lo que escriben aquí.
Y hoy, Sábado Santo, leed esta profundísima meditación de Benedicto XVI (gracias por la pista, Verónica).
Y todo esto, a propósito de lo que escriben aquí.
Y hoy, Sábado Santo, leed esta profundísima meditación de Benedicto XVI (gracias por la pista, Verónica).
Muchas gracias por la pista a los dos. Qué hermosura. La mejor prueba de que "el Dios "silencioso y durmiente" no abandona "los botes zozobrantes" está en estos Papas.
ResponderEliminarProfundidad intelectual y cercanía, o esa manera de pensar con amor.
Y qué oración final. Gracias.
Me alegro de que os haya gustado. A mí me ha sobrecogido profundamente. Y me ha llegado porque da la impresión de que este Papa ha "tocado" también esas simas de dolor, ha "bajado a los infiernos" y conoce los demonios a los que se enfrenta el hombre contemporáneo. No estamos solos, en eso tienes razón Cristina. Un beso a los dos. Y felices Pascuas!!!
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