domingo, 1 de febrero de 2009

Hacia el centro (1 de 9)

Salimos de Santiago de mañana; y casi no veíamos entre la lluvia en suspensión, entre la niebla y la oscuridad que prometía quedarse.
Y en el avión, cuando cruzamos las nubes, allí estaba el sol radiante, que parecía imposible (os dejo a vosotros que saquéis la moraleja que queráis) sobre un desierto de nubes densas, de armiño, de nieve. A mí me recordaban a los páramos de Castilla (de pueblo que es uno), nubes que formaban mesetas y valles excavados para que se tirasen los ángeles por las cuestas, como nosotros en Castro, por las laderas de polvo.
Y en Madrid fuimos al lado de las Cortes a comer un pincho (yo me había pimplado antes un CBO, que no estuvo a la altura de mis recuerdos) y de allí al Thyssen. Íbamos con indicaciones de gente sensible sobre lo que no podíamos perdernos allí. Pongo dos cuadros:

El florero de Hans Memling, que es eso y mucho más:

Y La Piedad de Ribera (como es lógico, nadie mira a Jesús muerto; y qué dolor tan inmenso):


5 comentarios:

  1. Maravillosos ambos. Por cierto, y no cuentas qué tal la vuelta, hoy que aquí en Madrid estamos cubiertos por un manto blanco.

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  2. Qué envidia de Thyssen. A Ribera le «conozco» de hace algunos años y no me sorprende la belleza de sus pinturas, pero Hans Memling es todo un descubrimiento. Bellísimo el cuadro.

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  3. Ribera es de los grandes, grandes.
    ¡Qué hermoso lo de las nubes!

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  4. Memling es extraordinario.
    Vale la pena ir a Brujas sólo para ver sus pinturas en el antinguo hospital de San Juan. Aquí una muestra:

    http://www.terminartors.com/memlingmuseum-sint-janshospitaal-bruges-840-m

    Y también en el Groeninge Museum, donde hay la mayor concentración de primitivos flamencos: Van Eyck, Van der Weyden, David,... Una maravilla.

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  5. Preciosos los ángeles tirándose por las cuestas bajo el sol radiante.

    Y muy fino lo del "pincho", mucho más elegante, dónde va a parar. En esos detalles se descubre al buen escritor.

    De la impresión del Ribera todavía no me he repuesto. Y ese florero ¿verdad? ¿Qué será lo que tiene ese florero? Y la Santa Rosalía de Murillo, que es un prodigio...

    Me temo que nunca habrá modo de llegar a los Sisley, a no ser que se empiece al revés. Igual en tu próximo viaje. Tú cuenta conmigo que, con croquetas y sin croquetas, me apunto volando.

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