Estos días en Montecelo, entre Miño y Betanzos, de cielo azul sin nubes, nos entretuvimos viendo cómo cortaban una hilera de eucaliptos centenarios. Uno se había caído sobre el jardín (camelios a rebosar, azaleas todavía sin flores, rosales en rama, araucarias, magnolios enormes y magnolios de flor, sin hojas y sólo con flores azuladas/rosas, y hasta limoneros y tuyas) y para evitar males mayores hubo que cortar los demás. Daba pena, pero no mucha, que son árboles foráneos. Y qué prodigio de eficacia los modernos leñadores con sus sierras mecánicas, tractores y grúas. Qué descansado ver trabajar a los trabajadores.
Veíamos caer eucaliptos centenarios y sólo me dio pena cuando se quedó el último, arriba, desmochado, a punto de caer por fin, donde quedarán ahora dos tilos y nos asomaremos y veremos la ría de Betanzos y Sada al fondo, y el puente del Pedrido debajo.
¿Has estado de retiro? ¿De qué va eso? Alguna vez me gustaría hacer alguno, no se si sería capaz de estar tanto tiempo sin música, ordenador, iPhone & Cía
ResponderEliminarYo siempre he querido hacer uno, pero me pasa lo que al anónimo de arriba: creo que no sería capaz.
ResponderEliminarme encanta el post, me encantan los árboles y me encantan los retiros. Animo al anónimo a que lo haga. Y a Dedalus, también.
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