miércoles, 31 de diciembre de 2008

Rururbaneando

Como Antón quería conocer la Colegiata del Sar, cambié el plan para recorrer la trama rururbana de Santiago en dirección contraria. El mundo al revés: él queriendo ver piedras y yo pájaros.
Y fuimos por la Rúa de san Pedro a Belvís. Y en las huertas para urbanitas que han hecho (y eso en una ciudad rodeada de huertas, que eso es lo que quiere decir rururbano*), en la huerta de urbanitas me señaló Antón un colirrojo tizón. Y qué alegría reencontrárselo, después de tanto tiempo.
Y bajamos a la Colegiata del Sar y vimos el descoloque de columnas de la Colegiata (pero ya lo cuenta Antón en su blog) y una inscripción en una tumba que me gustó:
Traxit ab hac vita Bernaldus Metropolita:
Post hoc vile solum scandere posse polum.
Pasó de esta vida el obispo Bernardo;
Después de este vil suelo subir puede al cielo.

Y había un belén, pero yo estoy en fase antibelenes. Y de ahí, cruzando el río, pasamos la ladera del Gaiás hasta el Multiusos del Sar: y se veía la ciudad fajada por la Avenida de Lugo y Antón me iba explicando la diferencia entre mirlos, cornejas y cuervos y yo como el alumno tonto que sabe que se le va a olvidar todo en un rato, apretaba la cabeza para que se me metieran las diferencias.
Y pasado el Multiusos, dejando Fontiñas de lado, subimos una tremenda cuesta flanqueada de árboles (¿álamos?). Y en la ladera había un alcornoque y vi corcho en directo.
Y en un roble Antón cogió una bola que yo creía que era un fruto y que resulta que tenía un gusano dentro del que saldría con los meses ¡una puta avispa!
Y de allí dejando de lado Concheiros, pasamos las Cancelas (futuro centro comercial) y Basquiños y en las tapizas de la iglesia de la Pastoriza había una calavera con bonete y otra con corona.
Y en la rotonda de san Caetano me hizo mirar hacia arriba del aligustre y había currucas capirotadas.
Y había visto al principio una lavandera (me refiero a un pájaro), con traje de chaqueta de listas grises, negras y blancas.
Y un petirrojo, que tenía rojo el pecho.
Y un chochín.
Y urracas, claro.

*rururbano es una palabra estúpida que deja de serlo cuando los de la Unesco se apoyan en ella para impedir que se haga un teleférico, porque -dicen- se estropearía la especificidad a medio camino entre lo rural y lo histórico de Compostela. Otra cosa es que también sea una tontada poner un teleférico en Santiago de Compostela, pero es que la tontada mayor es gastarse 500.000.000 de euros en la Ciudad de la Cultura.

8 comentarios:

  1. Pensé que el episodio de la agalla iba a dar para algo más que para meterse con los pobres himenópteros... Avispas además hay muchas; las que de los carrabouxos son como hormiguitas con alas, apenas se las ve y desde luego no pican.
    Por lo demás, me hace ilusión ver entradas en los blogs que leo que tratan sobre la misma vivencia que alguna mía, para ver el punto de vista del otro; las cosas en las que se fija... Nunca habíamos "coincidido" así y, para variar, me ha hecho mucha más gracia la tuya que la mía (aunque claro, escribiéndola dos días más tarde tiempo has tenido de dejarla madurar y darle vueltas...)
    Feliz 2009 :-)

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  2. ¡Ay, que daría yo por saber reconocer y nombrar los pájaros, los árboles, las flores! Creo que haría un máster sobre ello.

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  3. Es verdad, Antón, podría haber hablado de la emoción de encontrar justo en el medio de una masa como de madera un gusanito de tres milímetros, arrebujado.
    Si llego a saber que es una de las avispas que no pica me hubiera salido algo más lírico. Pero me hizo gracia lo de la 'puta avispa' y ahí lo dejé.

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  4. Leyendo post como este me pregunto que a carallo voy mirando yo cuando camino por Compos...
    Feliz año!

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  5. ¿Fase antibelenes? ¿Por qué? Feliz Año...

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  6. Gracias a todos por las felicitaciones y lo mismo digo.
    Lo de anti-belenes es relativo: soy antibelenes respecto a mi ámbito más cercano, muy "probelenes". Para el resto de la humanidad supongo que seré probelenes.

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