Colirrojo tizón

Información tomada de aquí, una página muy completa que incluye a su vez otra muchísimo más detallada.

Hemos tenido un nido en un hueco de ventilación de una ventana. Así son los nidos:

La hembra construye nido de hierba, musgo y raíces en roquedos o en grietas de edificios, a veces bajo una viga o en cajas anideras. Pone, de abril a julio, generalmente de 4 a 6 huevos blanco brillante; la incubación dura de 12 a 13 días y la realiza sólo la hembra; los pollos, alimentados por ambos padres, dejan el nido después de 16 a 18 días; dos crías, a menudo tres.

Y así cantan (los oíamos por las mañanas):

La nota habitual de llamada es un breve y lastimero ¡¡tchip!! o ¡¡tsib!!, más corto y de menos alcance que el similar del Colirrojo real. Muy a menudo une esta corta llamada con notas de alarma ¡¡teck-teck!!

No describen los gritos de las crías, que chillaban pidiendo comida.

El hecho es que un día las crías saltaron. Una murió, la otra parece que sobrevivió (la oí ayer).

Opiniones para todos los gustos estos días: fuera pájaros / cuidar el nido hasta que las crías puedan sobrevivir.

Quizá los vídeos de sir David Attenborough me estén convirtiendo al área conservacionista.

No caigo en la adoración a los animales, no creo que haya que tratarlos como personas, pero sí con respeto.

De Dios y el mundo, creer y vivir en nuestra época, la entrevista de Ratzinger con Peter Seewald (Barcelona, 2002, p. 74):

[Los animales] nos han sido dados para cuidarlos, no para tratarlos a nuestro antojo. (...)

Respecto a la cuestión de si se puede matar y comer animales hay una curiosa disposición en la Sagrada Escritura. Podemos comprobar que al principio se habla de las plantas como alimento del ser humano. Sólo tras el diluvio, es decir, tras la nueva ruptura entre ser humano y Dios, se deja a criterio de la persona comer carne. Es decir, que se añade un ordenamiento secundario y que, además, se comunica como tal. En cualquier caso, aunque a uno le duela que usemos a los animales en esta forma, tampoco deberíamos desembocar en una especie de culto sectario a los animales.