Primero de dos ejemplos de polisíndeton del capítulo de Pastor en Los nombres de Cristo (y dos textos interesantísimos para el OPEP). Mañana el otro; hoy este:
Mas el [amor] pastoril, como tienen los pastores los ánimos sencillos y no contaminados con vicios, es puro y ordenado a buen fin; y como gozan del sosiego y libertad de negocios que les ofrece la vida sola del campo, no habiendo en él cosa que los divierta, es muy vivo y agudo. Y ayúdales a ello también la vista desembarazada, de que continuo gozan, del cielo y de la tierra y de los demás elementos; que es ella en sí una imagen clara, o por mejor decir, una como escuela de amor puro y verdadero. Porque los demuestra a todos amistados entre sí y puestos en orden, y abrazados, como si dijésemos, unos con otros, y concertados con armonía grandísima, y respondiéndose a veces, y comunicándose sus virtudes, y pasándose unos en otros y ayuntándose y mezclándose todos, y con su mezcla y ayuntamiento sacando de continuo a luz y produciendo los frutos que hermosean el aire y la tierra. Así que los pastores son en esto aventajados a los otros hombres.
Caín también cayó en que los pastores eran aventajados a otros hombres, sólo que no se lo tomó tan bien como fray Luis.
ResponderEliminar¡El Opep, claro! Sabía que me olvidaba el otro día de alguno de tus Observatorios.
ResponderEliminarQué pena que te has dejado un poco más arriba unos parrafillos que me encantan, y que para el Opep yo creo que también valían muy bien. Aunque igual se refieren más a la ciudades que al paisaje, ahora que lo pienso. Está claro que cada uno subraya donde le duele. Helos:
"Porque puede ser que en las ciudades se sepa mejor hablar; pero la fineza del sentir es del campo y de la soledad".
"...lo lascivo y artificioso, de que está lleno el amor que en las ciudades se cría, que tiene poco de verdad, y mucho de arte y de torpeza".
Es tremendo ¿no?, lo del "amor artificioso que en las ciudades se cría". Y el asunto del campo, la soledad y la "fineza del sentir" (habría que ver qué pasa con la soledad de la ciudad, que parece que aún no la conocían, si también afina o qué...)
De cualquier modo, qué belleza de expresiones, y qué capítulo el del Pastor.
Al margen de la indudable belleza del pasaje (y del sabio uso de los recursos retóricos), el lector sospecha que fray Luís sólo conocía de la vida rústica por sus lecturas pastoriles. En el campo las pasiones son más violentas, porque no las refrenan las "buenas maneras".
ResponderEliminarEnrique, a veces a mí también me dan ganas de arrearte un trancazo, de pura envidia. Es que hay que jorobarse.
ResponderEliminarÁngel, releía la entrada buscando una cosa de Fray Luis que me llamó la atención (y que no está aquí), pero me choca otra: ¿En la edición de San José Lera -que sigo sin ella- dice también "y pasándose unos en otros..."?
ResponderEliminarY ahora veo el comentario de Joaquín, con el que siento no estar de acuerdo, ni en que en el campo no existan "las buenas maneras", ni en que las buenas maneras refrenen la violencia. Para mí que la encubren y la vuelven peor, aunque es sólo una opinión, claro. La de que entre Hannibal Lecter (si se escribe así)y Caín, yo me apunto a la quijada y a Caín. Mucho más sano.
Sí, Cristina, lo pone así.
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