1. En la Misa de hoy, esto del Libro de Job:
El Señor habló a Job desde la tormenta: « ¿Has mandado en tu vida a la mañana o has señalado su puesto a la aurora, para que agarre la tierra por los bordes y sacuda de ella a los malvados, para que la transforme como arcilla bajo el sello y la tiña como la ropa; para que les niegue la luz a los malvados y se quiebre el brazo sublevado?2. Y ya que ella no lo hace, lo haré yo, que no la conozco (aunque la admiro): en la procelosa web navegan desde hace unos días varios poemas de Rocío Arana (uno excelente a sus padres) y además dice que los va a publicar pronto en libro.
En la Casa de la Trisca puedes pedir la llave de la terraza en conserjería son problma y al llegar se ve toda la huerta de las monjas ¿dominicas? del Convento de Belvís. Las dos veces que fui había algunas agachadas trabajando y yo que no soy muy piadoso, me quedé mucho tiempo mirándolas, era relajante, estaban tranquilas.
ResponderEliminarGracias, Andrés, por la pista: de la fotografía a la realidad. Ya te contaré: me gusta mucho la zona de Belvís y me gusta mucho ese convento, pero la huerta no la conozco.
ResponderEliminar¡¡¡GRACIAS!!!
ResponderEliminarMe ha encantado tu entrada de hoy. Las veces que he estado en conventos de clausura se respira alegría y paz. Nada de juventud perdida, ¡todo lo contrario!
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