Se me ocurrió esta mañana el título, pero luego comprobé que me estaba plagiando: subía por el último tramo de la Avenida de Coimbra y pude ver los efectos de la lluvia y el viento ayer. No van a ser todo ventajas en este tiempo tan humano: un fresquito por el que no debería de dejar de dar a gracias a Dios.
Y ver hoy el cielo despejado sobre el paredón de las Clarisas otra vez y luego el olmo con unas ramas que empiezan a amarillear. Y estos días de cielo color caramelo cuando consigue salir el sol entre las nubes, que no es fácil explicar. Por suerte, ahí está el arte (magnífica definición aquí), por ejemplo esta fotografía de J. M. Navia (uno de los grandes fotógrafos españoles) de la bajada hacia el Obradoiro por el arco de Gelmírez:
Y ver hoy el cielo despejado sobre el paredón de las Clarisas otra vez y luego el olmo con unas ramas que empiezan a amarillear. Y estos días de cielo color caramelo cuando consigue salir el sol entre las nubes, que no es fácil explicar. Por suerte, ahí está el arte (magnífica definición aquí), por ejemplo esta fotografía de J. M. Navia (uno de los grandes fotógrafos españoles) de la bajada hacia el Obradoiro por el arco de Gelmírez:
(la foto la enlazo de aquí, de su muy recomendable blog. Más aquí)
Es LA FOTO. Y ese rincón, es así, lo ha captado perfectamente, me encanta.
ResponderEliminarVaya fotografía, buf!
ResponderEliminarDespués de ver la foto le entran a uno ganas de ir a ver si aún está ese hombre bajando las escaleras.
ResponderEliminarEl momento justo, la hora justa, la luz justa... Espectacular