El día 15 fuimos a rezar a Marianka, al lado de Bratislava, el santuario más antiguo del país.
Estaban en Misa y yo me puse en un banco de detrás, al lado de una vieja que cantaba con gran emoción, era como oír a Marta Sebestyen pero en anciana, y más dulce. Cómo me gusta oír a las viejas cantar canciones en las que parece que se dejan toda una vida de sufrimientos, mientras miran directamente, sin dejarlo ni un segundo, lo imagen de la Virgen, tan pequeñita.
Estaban en Misa y yo me puse en un banco de detrás, al lado de una vieja que cantaba con gran emoción, era como oír a Marta Sebestyen pero en anciana, y más dulce. Cómo me gusta oír a las viejas cantar canciones en las que parece que se dejan toda una vida de sufrimientos, mientras miran directamente, sin dejarlo ni un segundo, lo imagen de la Virgen, tan pequeñita.
Aquí no es exactamente, me parece, como en Austria: también cantan mucho y con el órgano, pero con un aire más popular. Por lo demás, estoy asombrado y admirado de la piedad de la gente aquí: en las iglesias siempre hay alguien rezando, y muchos de ellos son jóvenes. El otro día entré en la iglesia de los Capuchinos y había una cola de diez personas para confesarse, la mayoría jóvenes. Quizá eso explica que en Eslovaquia, que tiene 5 millones de habitantes, haya tantos seminaristas como en España. Y es una alegría, claro, que anima y alegra.
Y, sin embargo, la República Checa, gemela de Eslovaquia, es uno de los países más increyentes de Europa. ¿Cómo explicar esta dualidad?
ResponderEliminarUno de los países más increyentes de Europa es España, por lo que estoy viendo. En la República Checa la región de Moravia es, según me cuentan, como Eslovaquia: otra cosa es Bohemia, por razones de la historia, puede ser.
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