Estuve en el ensayo general que hicieron Les musiciens du Louvre, dirigidos por Marc Minkowski, de la Misa en si menor de Bach, en san Domingos de Bonaval*.
Iban a usar el ensayo para grabar un disco, así que los que estábamos allí -unas cincuenta personas-, no osábamos ni respirar: en un momento en que parecía que iba a haber un descanso una señora justo detrás de mí sacó el mítico caramelo difícil de abrir; varios la miramos con ojos como dagas, y se asustó tanto que lo metió dentro de la guía de Zaragoza (sic) que estaba leyendo. También en otro momento uno del coro (el de voz más aguda) cerró una botella de agua y se oyó el ruido en Sebastopol: al de la trompeta le dio un ataque de risa, pero se tenía que tapar la boca para que no le viera el director. Pero por lo demás, silencio sepulcral para una música prodigiosa.
Iban a usar el ensayo para grabar un disco, así que los que estábamos allí -unas cincuenta personas-, no osábamos ni respirar: en un momento en que parecía que iba a haber un descanso una señora justo detrás de mí sacó el mítico caramelo difícil de abrir; varios la miramos con ojos como dagas, y se asustó tanto que lo metió dentro de la guía de Zaragoza (sic) que estaba leyendo. También en otro momento uno del coro (el de voz más aguda) cerró una botella de agua y se oyó el ruido en Sebastopol: al de la trompeta le dio un ataque de risa, pero se tenía que tapar la boca para que no le viera el director. Pero por lo demás, silencio sepulcral para una música prodigiosa.
Yo estaba en la primera fila, con el fervor de los conversos, a un metro de los violines. A mí me debe de pasar como al que todavía no ha leído el Quijote: ha oído hablar de él, claro, todo el mundo dice que es muy bueno, pero no sabe cómo es hasta que lo lee; pues es lo que me pasa a mí con el 99% de la música clásica: me llevo tremendos alegrones al descubrir Mediterráneos ya bien conocidos. Y esta Misa en si menor de Bach es una de las cosas más bonitas que he oído en mi vida: y qué bien tocaban y cómo cantaban y qué emocionante esa Misa.
Me sorprendió la armonía entre la música y las oraciones, la delicadeza de Bach en los momentos en que se hacen peticiones a Dios: qué brillantes algunos pasajes con los metales, qué variedad en las voces. Qué Misa, Señor: el cielo debe de ser así.
*Cantaban Lucy Crowe, Celine Scheen, Yulia Lehzneva, Blandine Staskiewicz (soprano; aunque una de estas se cayó del cartel y fue sustituida por otra); Terry Wey (contratenor); Nathalie Stutzmann (contralto); Colin Balzer, Markus Brutscher (tenor) y Christian Immler (bajo-barítono).
*Cantaban Lucy Crowe, Celine Scheen, Yulia Lehzneva, Blandine Staskiewicz (soprano; aunque una de estas se cayó del cartel y fue sustituida por otra); Terry Wey (contratenor); Nathalie Stutzmann (contralto); Colin Balzer, Markus Brutscher (tenor) y Christian Immler (bajo-barítono).
Después de que descubrieras la Pasión según san Mateo de Bach me alegra que sigas por tan buenos derroteros.
ResponderEliminarJusto estos días llevo la Missa Solemnis de Beethoven (la interpretada por Karajan) en el coche. Si me permites la recomendación, en vez de ponerla en la lista de los Reyes para el año que viene, ponla en la lista de los que tienes que tener ya.
Vaya, hombre. Y yo que no me enteré de este concierto al que hubiera ido de muy buena gana. En fin, tú que puedes, disfrútalo.
ResponderEliminarY no puedo evitar discrepar con il venturetto. Para la Missa Solemnis, Otto Klemperer.
[De fondo, Bach]. Gracias por la recomendación y por el enlace. A mí tu opinión sí que me parece cualificada. Muchos melómanos no disfrutan de la música como nosotros, los eternos novicios. Y gracias también por el enlace al artículo de Azúa, magnífico.
ResponderEliminarLa misa, fabulosa. Mikonwski, en cambio, un director bastante mediocre, siento decirlo. Apuestas más seguras son Gardiner y/o Suzuki, en la interpretación histórica; y en términos más clásicos, Celibidache y Karajan.
ResponderEliminarJacobo
sí, para la solemnis Klemperer o Giulini, mejor que Karajan. Jacobo
ResponderEliminar¡Dios me libre! ¡Ninguna discrepancia!
ResponderEliminarDecía que la que llevaba en el coche es la de Karajan, pero sin duda vosotros sabréis mucho más que yo. No he oído la versión de Klemperer, pero prácticamente la aplaudo sin conocerla.
Por cierto, tengo un amigo al que también le gusta mucho Celibidache.
Qué suerte poder disfrutar en vivo y en directo de esa música celestial. A mí me suenan muy bien tus crónicas musicales de "no-iniciado": al menos, el paladar no lo tienes estragado, sabes apreciar lo bueno y se nota.
ResponderEliminarNo puedo evitar posicionarme. De la Misa en Si yo prefiero las interpretaciones de Karl Richter o Gustav Leonhardt.
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