Carlos Rodríguez-Méndez. Hombres corriendo ... Encajar una escultura.
Que vi: en la sala Doble Espacio (sic) del CGAC, de unos diez metros de altura y que tiene un pasillo en el medio que va hasta una ventana (es un pasillo de adorno, puro barroquismo, pero ya hablé de ello aquí), el tal Carlos planta una especie de maroma de turba (la turba es un tipo de carbón, ¿no?) de ¿medio metro? de diámetro y treinta metros de largo, que cabe a duras penas en ese espacio, formando una gran uve: los extremos se meten por el techo. Luego vi que en un folleto explicaba el artista otras acciones que hubiera podido realizar, la mayoría entre estúpidas y de juzgado de guardia.
Qué me pareció: La verdad, impresiona. Te preguntas cómo habrá podido meter eso allí, como te preguntas cómo meten un barco en una botella. Como alarde, impresionante, pero poco más.
Qué decía el folleto:
Qué me pareció: La verdad, impresiona. Te preguntas cómo habrá podido meter eso allí, como te preguntas cómo meten un barco en una botella. Como alarde, impresionante, pero poco más.
Qué decía el folleto:
En la tradición site specific del Doble Espacio del CGAC, Carlos Rodríguez-Méndez (As Neves, 1968) plantea una serie de nueve acciones posibles que culminan con un resultado escultórico: encajar una escultura de 30 metros de longitud en un espacio tres veces menor. A principios del mes de julio, el público podrá asistir a la instalación de esta estructura flexible recubierta de turba, que marcará las paredes con las huellas de la violencia generada [¡guau!] por la propia actividad de su inserción [sí, ha dejado los raspones en la pared]. El tiempo de factura, largo y que requiere de un enorme esfuerzo de producción, opera como un índice del exceso de trabajo necesario para conquistar un espacio emblemático para la escultura contextual. [ah, ¿entonces se trataba de eso, de conquistar un espacio emblemático?] Las posibilidades que generan los proyectos para el resto de las acciones sobre Santiago de Compostela, suman redes de relaciones y símbolos, creando una constelación semántica de planteamientos alrededor [bullshit], que amplifican con su imaginario la desmesura de la escultura final [puro barroco, como se ve].
Esto... Tendría que verlo, porque no sé exactamente a qué te refieres con lo de "maroma de turba", pero suponiendo que es algo fibroso y medianamente flexible, no veo dónde está el supuesto logro artístico de metermo en una sala más pequeña. Quiero decir, es como si me lo compara el hombre con meter 8 m de intestino dentro de un vientre humano, o 2 Km de molécula de ADN dentro de un núcleo celular.
ResponderEliminarDesde luego, tal cual lo cuentas, para mí habría tenido más mérito el verle metiendo un barco en una botella (o el verle estirar y volver a colocar sus intestinos; todo sea por el Arte...)
Si ni siquiera te has moletado en saber qué es realmente la turba antes de hacer un comentario tan directo, es muestra clara del poco criterio que tienes (sin acritud). Siento mucho ser tan franco, pero me parece de una extrema estrechez de miras que juzgues así a un artista sin saber; es muy fácil menospreciar el arte contemporáneo, pero has de saber que un artista, ante todo, es una persona culta que dedica su vida entera a crear un lenguaje estético totalmente personal mediante el cual trata de contar el tiempo y el contexto en el que vive. Creo que eso se merece al menos un respeto... y que te molestes en buscar qué es la turba y qué significado tiene para el artista antes de juzgarlo de una manera tan gratuíta.
ResponderEliminarSi tengo que hacer un curso sobre la turba y dedicar semanas a estudiar lo que quiere decir ese 'artista', no creo que sea tan bueno.
ResponderEliminarPecas de inocente, anónimo comentarista: ningún artista puede hacer un lenguaje artístico totalmente personal: está en una tradición y tiene que hablar a sus contemporáneos, no obligarles a hacer cursos monográficos sobre lo que ha querido decir.