martes, 17 de junio de 2008

Modernillos en la Catedral de Burgos

¡Pues vaya con mi generación!
Había una exposición en el Claustro de la Catedral de Burgos; la vendían como un diálogo [y así es, queridos amigos, como se acaban gastando las palabras] entre el arte contemporáneo "y el otro". Lo mismo están haciendo en el Monasterio de Silos, dialogar los autistas contemporáneos con el románico (que se basta por sí solo para decir tanto), pero así somos y en algún sitio tienen que exponer nuestros pobres artistas. Lo que no entiendo es por qué les ha dado tan fuerte en Burgos: debe de ser algún complejo de ciudad levítica, seguro.
Había dos salas del Claustro de la Catedral que yo no conocía (eso fue lo único interesante) en las que Marina Núñez (un año mayor que yo) presentaba su visión del infierno: cyborgs alados. Puf.
Y en el claustro gótico Bernardí Roig (dos años mayor que yo) había puesto varios gordos calvos descamisados hechos de aluminio y pintados de blanco; de fondo, letras de un metro que formaban la frase Et in Arcadia ego: guau, qué culto, aquí hay tema.
Para colmo de males, hace poco que han restaurado toda la catedral y parece un pastel rosa, así que tampoco disfruté de la vista del Claustro; además me quería parecer que muchas paredes eran neogóticas, restauraciones del XIX.

4 comentarios:

  1. Que casualidad, ayer estuve mirando un catálogo de Bernabé Roig de la Galería Max Estrella y me paré en uno de esos ancianos un rato largo. Se parece (demasiado) a Juan Muñoz. Dice que es resina de poliéster.

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  2. El contraste entre el arte legado por los siglos (hermoso, funcional, lleno de contenido, no tan arcano en su tiempo como nos resulta en la actualidad) y el que nuestra generación pretende legar a los venideros(feo, inútil, vacío, completamente arcano pero por incapacidad de trasmitir con claridad nada con un mínimo valor intelectual) me parece tan triste... En fin, tiene sentido que el tiempo del nihilismo y el materialismo no ofrezca nada más que naderías hechas con materiales, pero que encima tenga la absurda pretensión de equipararlas a lo otro, a los frutos maduros de una civilización que se ha estado forjando durante milenios, es aún más triste. Claro, que esto no es más que otro ejemplo de la gran aportación de la modernidad a la historia de la cultura. la sistemática deconstrucción del gran edificio ideológico-cultural legado por los siglos para sustituirlo por la mísera chabola levantada a base de consignas y demás simplicidades que hoy reina... porque todo es relativo.

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  3. Menudo engendro, ¿no? Pobres catedral de Burgos y Monasterio de Silos. El comentario de Chema me ha gustado mucho, dicho sea de paso.

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  4. Por el sur el paisaje y los viajes son distintos.

    El pasado domingo, seis de la tarde (España-España-España), decidí ir con Epifanio a la playa. Puede imaginarse la escena. Mientras la gente recogía los cubos de los niños, cerraba las sombrillas, y los coches volvían apresurados y oyendo ya en la radio cómo circulaba la pelota entre Villa y Villa, nuestro coche entraba fácilmente en los aparcamientos que se vaciaban.

    Conforme Epifanio y yo tomábamos posesión de la playa desierta, algunos nos miraban como si fuésemos Quijote y Sancho, y además con chanclas.

    Pero precisamente por eso era un momento único. Merecía la pena. La playa estaba radiante de oro. Mare sapiebat tam salsum quam novum. Al fondo la isla del antiguo templo.

    No sé. Quiero decir que a mí esos contrastes (la escultura moderna en el claustro antiguo) me inspiran. Es un momento de alucinación especial. No lo desecharía.

    No dejaría yo ahí la escultura otros diez siglos. Ni digo que todos esos contrastes sean inteligentes. Pero alguno habrá.

    Bueno, siento disentir.

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