Qué aburrimiento de mí mismo, sólo leo a Trapiello, en vez de cosas provechosas e instructivas, como recomienda Joubert. He terminado de releer Siete moderno, empiezo la relectura de El jardín de la pólvora (donde encuentro esas frases tan humillantes para mi ego y que me hacen tanto bien; creo que debería fotocopiarlas y llevarlas en el bolsillo, para leerlas cada pocas horas) y preveo seguir con la relectura de La cosa en sí. Si todo va bien, llegaré bien dispuesto a la aparición de La manía, el próximo volumen (nº 15), que anuncian para febrero: es decir, lo tendremos en abril. No voy a ser un hombre de provecho si me paso la vida releyendo.
En Siete moderno, otra vez las páginas impresionantes sobre la muerte de su padre. Luego descubro también que ya hablaba ahí de Mario Quintana, y hablaba bien (p. 286-7, me alegro infinito, así de infantil soy), aun criticándole los autores que tradujo (yo, totalmente de acuerdo) y citando ese maravilloso poema de Escrivo diante da janela aberta.
Al final, critica a Renard (627-9) y también me alegro, aunque no tanto, porque hay amigos a los que les gusta; le reconoce ingenio, brillantez, pero poco trasfondo. Para cargarme más todavía de razón, ya sólo falta que se metiese con Joubert, que también me cae bastante gordo, aunque también les guste a buenos amigos míos, pero no lo soporto, con sus frasecitas.
Nada, no hago carrera, en vez de leer a McEwan, Paul Auster o incluso a Javier Marías (que, dicho sea de paso, me parece un tonto del culo), aquí sigo releyendo a Trapiello.
¿Por qué no lees la antología de aforismos de JRJ publicada por Trapiello en La Veleta? La selección es muy suya (en mi opinión, excelente). Es además uno de los libros tipográficamente mejor editados por T.
ResponderEliminarLo cortés no quita lo valiente. A la espera del último tomo Trapiello, me enfrento a Ansterdam, de McEwan. Es bueno.
ResponderEliminarCómo te entiendo, Arp. Yo me estoy refrenando. Tengo Siete Moderno todavía en celofán, y me fuerzo a leer otras cosas. Pero voy a caer de nuevo cualquier día de éstos. Ya me contarás qué te parecen las páginas lisboetas de El Jardín de la Pólvora. O el episodio epiléptico de su hermano, donde se evidencia la grafomanía de este autor que, para mí, está junto a los más grandes de nuestras letras de todos los tiempos.
ResponderEliminarComo tengo el honor de ser un buen amigo tuyo al que le gusta Renard y también, jo, Joubert, me permito decirte que te alegres sin reservas, hombre, que necesariamente ha de ser así: no va a ser Renard un billete de cinco euros que a todos gusta.
ResponderEliminarMe has recordado la alegría que me llevé cuando me llamaron para contarme que Trapiello hablaba bien de Quintana, del que acaba de sacar una primera entrega en Jerez, en "Los cuadernos de la Chancillería". ¡Qué ilusión me hizo!
Me están esperando desde hace meses, muertos de risa, Do Fuir y La cosa en sí. En cuanto pueda, les hinco el diente. Por cierto, Arp, esta noche te habrán pitado los oídos, pues vengo de estar con Dal y Carmen, y hemos estado hablando de ti y de Trapiello, precisamente. Llego y me topo con esta entrada, ¡lo que son las cosas!
ResponderEliminarPD. Paul Auster tiene una novela muy buena: "El libro de las ilusiones". Confieso que me gustó.
Era yo la de la entrada anterior, pero pulsé antes de tiempo.
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