viernes, 2 de noviembre de 2007

Irene cumple diez años

Mi sobrina Irene cumple hoy diez años.
Hace diez años mis padres llegaron del hospital y mi madre se reía con esa risa ("je-je") de no caber en sí de alegría: la niña había nacido bien. Luego fuimos sus tíos a verla al hospital (en el que nací yo también, dicho sea de paso: 'Las trescientas camas' lo llaman en Burgos): nos encontramos a la madre en la cama con la mano sobre la niña dormida al lado; nos contó a los "nuevos tíos" la alegría al ver a la niña, aquella gran emoción.
Y el hecho es que Irene (y luego Eva y Diego) son una gran alegría. Un gran don. Es una gran suerte que existan y verlos, aunque sea de Pascuas a Ramos.
De los principios de este blog rescato una frase que escribió en su diario (que lamentablemente no tuvo continuidad): OI LOE PASADO MUI VIEN.

3 comentarios:

  1. Felicidades para Irene , ya podías hacerle hoy un dibujo tú, que la artista se lo ha ganado.
    Mi primera sobrina, y ahijada, también se llama Irene, y también guardo un montón de dibujos, de ella y de todos. Les encanta verlos cuando son mayores, hacen mucha guasa pero en el fondo se emocionan, les emociona haber sido la personita que pintaba eso.
    ¿Y por qué será que le pones un papel a una niña y te pinta mariposas, soles, flores y casitas, siempre una casita; y se lo das a un niño y te pinta un tigre, un coche, un dinosaurio o un monstruo?
    Sin ningún ánimo de polemizar ni hacer antropología casera, pero casi siempre es así, tu fíjate: las niñas casitas y los niños, pobrecitos, monstruos.

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  2. Yo tengo dos primitos de ocho y seis años que son una maravilla, vamos, un prodigio, y dos sobrinas de dos años y nueve meses encantadoras. La pequeña es gorda y feliz y la llamamos boliche. Gracias por contarnos todas estas cosas...

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  3. Los niños son un medio por el que Dios nos enseña cómo amar al prójimo. Quiero decir que como algunos prójimos somos muy difíciles de amar, Dios nos da un ser indefenso que depende totalmente de nosotros para que nos entreguemos a él, a cuidarle, a pensar antes en él que en nosotros mismos, y así entrenamos a amar. Y nosotros vamos y lo hacemos. Y después nos damos cuenta de que eso mismo debemos hacerlo con todos los prójimos.
    También, como nos da a un ser muy indefenso y débil, si no le amamos, si no le cuidamos, si abusamos de él... más nos valiera colgarnos una piedra al cuello y arrojarnos al mar.

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